Desde ayer el tema del retiro del 25% del fondo de las AFP –o de las tres UIT como máximo, según el último proyecto parlamentario- ha dejado de ser un enfrentamiento entre estas –y todos los que se oponían a la medida- y el Congreso, y ha pasado a ser una discusión entre las bancadas que apoyan esta medida y el presidente de la República.
El jefe de Estado le ha pedido al Congreso que no apruebe el proyecto multipartidario, con la promesa de abocarse conjuntamente en dos o tres meses -aproximadamente- a trabajar la reforma integral del sistema de pensiones (privado y estatal).
¿Accederá el Congreso al pedido y postergará el ímpetu de los 122 congresistas que hasta ayer desafiaban a todos y a todo lo que se ponía al frente de su iniciativa? ¿Conciliarán con el presidente o se enfrentarán a él ahora y luego de observada la norma, si esta se llega a aprobar? ¿Qué harán líderes de partidos como César Acuña que se han jugado entero por esta iniciativa, o Mesías Guevara, cuya bancada acciopopulista reiteró y comprometió su apoyo a la iniciativa, a pesar de los vaivenes del titular del Congreso? ¿Postergarán los congresistas su deseo de ofrecerle a la población una “solución” y creerán en la promesa de la reforma integral?
Será muy interesante saber desde hoy viernes qué opina y qué hace el Congreso, porque este asunto puede marcar la pauta de lo que podría ser la relación entre el Congreso y el Poder Ejecutivo de aquí en adelante.
Porque el tema de las AFP, siendo el más grueso, no es ni será el único. Ya hay un proyecto para que las universidades e institutos particulares -y quizá los colegios privados- dejen de cobrar las pensiones de marzo y abril, y seguramente habrá otras iniciativas que buscarán, a partir de esta coyuntura, liberar a la población de una serie de obligaciones o tratar de ofrecerle algunas ventajas adicionales a las que el Gobierno -limitadamente o no- está ofreciendo y entregando.
Es muy probable que la situación que estamos viviendo, y ese “ímpetu” de los congresistas, le dé un giro completo a la agenda que muchos creían o buscaban que se estableciera en el Parlamento. Una reforma del sistema previsional no estaba, ni por asomo, ni en el horizonte ni en la agenda de ninguna bancada. Por lo menos, para los próximos meses. Y vemos cómo el Gobierno se ha visto obligado a dar una norma para facilitar el retiro de fondos de las AFP -hasta con modificación posterior para tratar de calmar las aguas- y ahora se ve forzado a prometer meterle diente a una reforma integral.
¿Podrían aparecer nuevas reformas para la discusión?, claro que sí. O por lo menos varios intentos, con iniciativas de todo tipo o calibre.
Incluso no sería malo que el Gobierno aproveche de esta circunstancia para poner temas importantes y reformas verdaderamente necesarias en debate.
Por ahora, veamos qué le responde el Congreso al presidente.