No más indiferencia frente a la pobreza energética

Cientos de miles de personas de escasos recursos en nuestro país, amas de casa en su mayoría, se ven obligadas a cocinar día a día con combustibles tóxicos y a vivir expuestas a contraer enfermedades respiratorias e incluso cáncer. Es un serio problema de salud pública y de carácter medioambiental, porque contamina y estimula la tala de árboles. Además, cocinar en esas condiciones demanda más de cinco horas, por lo que no resulta exagerado decir que contribuye a agudizar la desigualdad de género.

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¿Qué es el FISE?

Para dar solución a esta problemática se creó, en 2012, el Fondo de Inclusión Social Energético – FISE, basado en aportes generados por recargos a la producción e importación de combustibles, a los grandes consumidores de electricidad y al servicio de transporte de gas natural. Pero si se cuenta con los recursos del FISE, ¿por qué aún hay familias que usan el excremento de animales, recolectan cartón o talan árboles para cocinar? ¿El Estado no direcciona adecuadamente los recursos de FISE?

Para este año, el Minem ha proyectado ejecutar 2,320 millones de soles por concepto del FISE, de los cuales solo 486 millones se destinarán para el Programa Vale de Descuento GLP. Este programa se creó para rescatar de la pobreza energética a miles de hogares que hasta ese momento cocinaban con combustibles contaminantes. El mecanismo consistía en entregar vales de descuento para comprar balones de GLP. Más adelante, este subsidio focalizado se amplió para beneficiar a programas sociales como Comedores Populares (14,373), Ollas Comunes (5,354) y Colegios Qali Warma (50,419).

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El propio Minem reconoce el éxito de este programa. Cuando se puso en marcha, solo el 4.8% de hogares pobres extremos y el 34.7% de pobres no extremos usaban el GLP; hoy hay 23.7% en el primer segmento y 50.1% en el segundo. Es decir, un apreciable crecimiento. Por ello, debe fortalecerse y ampliarse. De ese modo, se podrá disminuir aún más e incluso aspirar a erradicar la pobreza energética de nuestro país.

¿Cuántos hogares usan balones de gas para cocinar?

En el Perú, más de 7 millones hogares (de los 10 millones que existen) usan balones de GLP para cocinar. De ellos, 3 millones 600 mil son vulnerables, pobres o pobres extremos. Es decir, requieren del apoyo del Gobierno para seguir cocinando con este combustible. Sin embargo, solo un poco más de un millón de hogares (1.106.326 exactamente) recibe el Vale GLP. Hay aún 2 millones 500 mil hogares que necesitan acceder a este programa para evitar caer en la pobreza energética y retornar a cocinar con leña, bosta, estiércol o carbón. En peor situación se encuentran los hogares que viven en extrema pobreza, que suman más de un millón. Estos cocinan diariamente con combustibles contaminantes. A ellos hay que financiarles la cocina, el balón, la válvula y el subsidio mensual de consumo, además de apoyarlos con campañas educativas. En suma, el segmento a atender con este subsidio focalizado asciende a 3 millones y medio de hogares.

Sin embargo, para que el Vale de Descuento FISE funcione adecuadamente se debe cumplir al menos con cuatro condiciones previas.

¿Qué se necesita para que el GLP llegue a los más pobres?

La primera es contar con un precio del GLP estabilizado. Ello implica que el GLP envasado se mantenga en el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles – FEPC, que se creó para proteger la capacidad adquisitiva de los consumidores más vulnerables ante incrementos drásticos y repentinos de los precios internacionales.

La segunda condición consiste en perfeccionar la regulación del FEPC y diseñar un método de cálculo más eficiente para establecer las bandas de precios, que proteja adecuadamente a los consumidores ante los incrementos de los precios internacionales.

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La tercera condición es resguardar los recursos del FISE a fin de no afectar el actual Programa Vale de Descuento GLP, sino de fortalecerlo y ampliarlo. Para ello es vital no seguir cargándole al FISE la subvención de otros programas como el mecanismo de acceso descentralizado del gas natural, conforme lo plantea el proyecto de ley para masificar este combustible que actualmente se debate en el Congreso de la República.

Finalmente, la cuarta condición tiene que ver con combatir frontalmente las actividades ilegales en el mercado del GLP, que en los últimos años se han incrementado. Hay agentes que operan en el mercado sin cumplir las normas técnicas y de seguridad. Estos entregan balones inseguros que representan un alto riesgo para las personas y el medioambiente. Se requiere, por tanto, una mayor fiscalización de parte de las autoridades.

El Perú debe caminar hacia la transición energética. Se trata de un proceso gradual que debe garantizar a la población vulnerable un acceso efectivo a energía limpia, segura y asequible para satisfacer sus necesidades básicas. El GLP es el combustible ideal para acompañar la transición energética y la mejor opción para los hogares. Lo acredita su portabilidad, su fácil e inmediata instalación y la capacidad de llegar a cualquier lugar del país a través de una red de distribución consolidada en áreas urbanas y rurales. Es también uno de los combustibles más amigables con el medioambiente, dado su bajo índice de nocividad. Es importante señalar que el 70% del GLP que se consume en el país proviene de los campos de Camisea. Es decir, si se incentiva adecuadamente la exploración en hidrocarburos, podrá incrementarse la producción local de GLP y se reducirá la importación de este producto.

Está en manos de las autoridades la posibilidad de establecer las condiciones adecuadas para erradicar la pobreza energética y no permitir que la tercera parte de la población del Perú permanezca o caiga en ella.