FOTO 2 | Son dinámicos, interactivos y participativos en los procesos. Valoran mucho un trabajo que les permita desarrollar su creatividad para ponerla práctica. (Foto: iStock)
FOTO 2 | Son dinámicos, interactivos y participativos en los procesos. Valoran mucho un trabajo que les permita desarrollar su creatividad para ponerla práctica. (Foto: iStock)

Por María José Gómez, socióloga y directora de la Fundación Forge

A pesar de las medidas extraordinarias y sin precedentes que está implementando el presidente a, el impacto de la en el se va a reflejar también en Perú. Los casi 200 millones de empleos destruidos a nivel global que estima la , significan que en nuestro país 1 de cada 4 personas perderá su trabajo. La caída del PIB de acuerdo al será de 4.5% en 2020, para 2021 se prevé una recuperación relativamente rápida del 5.2%.

Solo el mes pasado, el 40% de las empresas en el país no encontraban candidatos con el perfil que requerían para sus vacantes. A finales del 2018, según la Bolsa de trabajo de Lima existía un número similar de puestos ofertados y de personas que buscaban un trabajo. Es decir, había trabajo y había personas, pero que no tenían las habilidades y competencias que esos trabajos requerían. Al consultarles por las habilidades demandadas, el 78% hacían referencia a o socioemocionales. Parece entonces que el desarrollo de estas competencias puede ser ahora una medida de intervención más que útil, pero ¿a quiénes tendríamos que priorizar en el desarrollo de esas competencias?

Dentro de la población joven vamos a encontrar diferencias en cuanto al impacto de la emergencia de acuerdo al grado de formación obtenido o al NSE. Entre estas y otras muchas variables ya estamos identificando que el impacto por género – esa construcción basada en los roles asignados al nacer en base al sexo- va a ser muy diferente en hombres y en mujeres. La medida implementada de salidas a actividades esenciales diferenciada por este criterio evidenció que la mayor parte del trabajo de cuidado y doméstico sigue recayendo en las mujeres. La situación se agrava por dos razones; por un lado, tendremos un porcentaje significativo de la población enferma atendida en gran medida por mujeres -que son quienes están en primera línea de la atención estas semanas- a lo que se personas enfermas crónicas, con discapacidad o adultos mayores que ya estaban siendo atendidos y por el otro lado, tenemos las escuelas cerradas. Si a esto añadimos el alto impacto de esta crisis en los empleos informales y de medio tiempo -donde labora la mayor parte de mujeres-, tenemos a muchas mujeres desempleadas haciéndose cargo de todas las personas que requieren cuidados, muchas se hacen cargo solas de su familia. En algunos casos estarán también conviviendo con sus agresores. Si el impacto va a ser distinto necesitamos medidas diferenciadas para unos y otras, no tenemos las certezas que quisiéramos sobre la evolución de esta situación, pero sí podemos intervenir sobre lo que ya sabemos.

Se requiere entonces acercar las posibles vacantes existentes a las personas que no tienen trabajo, si las habilidades socioemocionales son parte de la solución, deben formar parte de las estrategias de empleo de los próximos meses. También los espacios y centros de intermediación laboral tienen un trabajo por delante de articulación entre las empresas y las personas a través de los programas de formación y bolsas de trabajo. Es importante considerar a las mujeres en estas estrategias porque estamos caminando hacia un incremento del porcentaje de mujeres sin autonomía económica, y a mayores brechas de género, mayores dificultades para activar el crecimiento económico para salir de esta crisis.

En la Fundación Forge trabajamos con un sistema de gestión que nos permite identificar cada año, quién de los y las más de 2000 jóvenes que pasan por nuestros centros se adecúa mejor a la oferta laboral. Esto beneficia a los y las jóvenes, y también a las empresas, una investigación externa realizada por el BID y la OIT reveló que el retorno a la inversión de contratar jóvenes del programa Forge era de 2,600 dólares anuales. Somos una alternativa y hay otras que están emergiendo para paliar los efectos del covid-19 en el empleo y la informalidad juvenil y estaremos encantadas de participar en la fase de reconstrucción social que está por empezar.