Claudia Espinoza
Consultora senior de Psicología Ocupacional de Marsh
A más de un año de la llegada del COVID-19 al país, es necesario seguir reflexionando sobre el nivel de afectación psicosocial al que estamos expuestos todos, sin límites ni barreras. De acuerdo a los datos del Ministerio de Salud, hasta enero del presente año, se han reportado más de 700 mil casos de trastornos mentales, como ansiedad y depresión. Se han multiplicado los problemas de sueño y también la demanda de ansiolíticos.
La incertidumbre política, social y económica, el trabajo remoto, el miedo al contagio, la desconfianza, entre otros aspectos, son los principales factores que afectan la salud mental y emocional de las personas, lo cual se ve reflejado en el plano personal-familiar y laboral.
En ese contexto, en el ámbito laboral, es trascendental que los líderes de equipo puedan comprender las necesidades y problemas de sus trabajadores, a fin de direccionar los esfuerzos para contribuir en su bienestar. Para ello, es importante identificar cuáles son las principales señales de alerta que se deben observar en los miembros del equipo durante el trabajo remoto y/o presencial:
· Físicos: Cambios de peso, alteraciones en el sueño, dolor, alergias, fatiga frecuente, lesiones físicas o signos de violencia, etc.
· Emocionales: Tristeza profunda, miedo, frustración, mal genio o irritabilidad, sensibilidad, tendencia al llanto, entre otras.
· Cognitivos: Ya sea la falta de atención o concentración, baja motivación u olvidos frecuentes.
· Conductuales: Procrastinación, incumplimiento de tareas, disminución en la participación, etc.
De igual manera, es importante conocer la situación de cada trabajador desde sus condiciones individuales, afrontamientos positivos previos y de las condiciones mentales actuales o precedentes (fig.1). Sobre eso, la meta como líder, deberá ser que las personas accedan a los mecanismos de apoyo internos o externos adecuados, más no solucionar el problema en sí mismo, ya que eso conlleva a un proceso personal y no inmediato.
- Elementos sobre la situación de cada trabajador que se deben considerar para apoyar el cuidado de la salud mental
Para lograr generar esa conexión y relación cercana con los miembros del equipo, los líderes deben establecer protocolos de colaboración y comunicación para mantener una dinámica laboral equilibrada. De igual manera, así como en contextos pre-pandemia, será importante seguir estableciendo acciones que aseguren el compromiso, ya sea con iniciativas como un café o té virtual, establecer conversaciones semanales, compartir y reconocer resultados, hacer videollamadas sociales, etc.
En medio de esta crisis mundial, la empatía, comunicación y una mayor conexión humana se han convertido en el valor más preciado y significativo, siendo claves básicas para lograr un liderazgo saludable.
Es necesario que las personas en posiciones de liderazgo, tras un proceso de identificación y entendimiento de cómo la situación actual está afectando a sus trabajadores, a ellos mismos y a la interacción con sus equipos de trabajo, sumado a un proceso de acción para mejorar o cambiar su modelo de liderazgo, busque promover un aprendizaje individual y colectivo, donde se pueda trascender de una zona de miedo hacia una zona de aprendizaje y crecimiento.
Conectarse y estar presente para su equipo de trabajo, lo convertirá en líder impulsor de bienestar emocional frente al COVID-19, como bien lo describe Maya Angelou: “He aprendido que la gente olvidará lo que dijiste, también obviará que hiciste, pero nunca olvidará cómo la hiciste sentir”.