Editorial de Gestión. La manufactura es el sector con mayor peso en el PBI y su desempeño impacta en gran parte de la economía.  (Foto: Andina)
Editorial de Gestión. La manufactura es el sector con mayor peso en el PBI y su desempeño impacta en gran parte de la economía. (Foto: Andina)

CRECIMIENTO. Se esperaba el magro resultado del PBI de setiembre: apenas creció 1.66% respecto del mismo mes del año pasado. Es que el presidente del Banco Central de Reserva (BCR), Julio Velarde, adelantó a inicios de este mes que la entidad esperaba un crecimiento bajo para el tercer trimestre (1.7%) pero que habría una mejora en el cuarto trimestre. Ya ha pasado la mitad de dicho periodo y aún no existe data que certifique lo dicho por Velarde, pero generalmente el BCR es bastante acertado con sus proyecciones.

No suele ocurrir lo mismo con el MEF, que exhibe optimismo en sus cálculos, aunque su actual titular, Kurt Burneo, anunció la semana pasada una revisión a la baja de la proyección: el PBI ya no crecerá 3.3% sino entre 2.7% y 3%, en línea con el grupo de predicciones moderadas de bancos y analistas (hay otras más pesimistas). Sin embargo, su justificación de esa sorpresiva rebaja no es convincente, pues ha responsabilizado al Congreso, que está demorando la aprobación de proyectos de ley que forman parte del plan Impulso Perú. El problema principal, como advertimos en esta columna cuando se lanzó el plan, en setiembre, es que fue recibido con escepticismo debido a la desconfianza que genera el Gobierno.

Ese sentimiento no ha cambiado, pues el discurso antiempresa y las acciones en contra del sector privado formal han continuado, lideradas por el Ministerio de Trabajo y su anacrónica postura sobre regulación laboral, con la colaboración aparentemente involuntaria del Congreso. Velarde ha señalado que “ha desaparecido el gran temor que había cuando inició el Gobierno porque nadie espera un radicalismo muy grande”, pero no dijo que no existe radicalismo, porque habría cometido un error de percepción. El resultado de ese temor, que supuestamente ya no es tan grande, se observa en las cifras del PBI, sobre todo en sectores que requieren una inversión constante (en renovación, ampliación de capacidad, mantenimiento, etcétera).

Y por segundo mes consecutivo, el PBI de la manufactura se contrajo. Si bien dos meses no marcan tendencia y las contracciones han sido pequeñas, no logra salir del enfriamiento desde octubre del 2021. Es decir, lleva un año completo mostrando cifras preocupantes. La manufactura es el sector con mayor peso en el PBI y su desempeño impacta en gran parte de la economía. Ahora, se suma a otros que llevan varios meses en rojo (minería e hidrocarburos, finanzas y telecomunicaciones). Esos retrocesos afectan negativamente al empleo y, por ende, los ingresos de las familias.