TRANSPARENCIA EMPRESARIAL. "Quien nada debe nada teme" reza un conocido refrán que hoy más, que nunca deberían recordar muchos empresarios y personas. Los llamados Panamá Papers han dejado en evidencia lo que, sin duda, era un secreto a voces: hay contribuyentes que utilizan empresas offshore para realizar sus transacciones económicas.
Como bien se han encargado de repetir los jefes de la Sunat y de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), contar con una empresa offshore no es por sí ilegal, la ilegalidad surge si el origen de los fondos utilizados no son lícitos y/o si se utilizan solo para evadir el pago de impuestos. Es decir, si los empresarios desean seguir usando esta figura por razones lícitas la solución es muy simple: transparentar la información.
Y esa no es una idea revolucionaria. Luxemburgo, considerado un paraíso fiscal, ya establece como requisito para el establecimiento de una empresa offshore que el constituyente informe y sustente las razones por las cuales quiere abrir la empresa y que pruebe la procedencia legal del dinero que se va a utilizar. En otros países la misma obligación se le pide a abogados y contadores, quienes deben informar las operaciones que consideren sospechosas.
Del lado de la Sunat y de la UIF, la única crítica a este tipo de empresas es que al no permitir el intercambio de información resulta muy fácil que quienes cometen un ilícito queden cubiertos, es decir, impunes.
Pero no solo aquí vemos un problema de transparencia, el Tribunal Constitucional acaba de eliminar la norma que obligaba a las empresas cuyos ingresos anuales superaran las 3,000 (UIT), pero que no listaban en Bolsa, a presentar sus estados financieros auditados y hacerlos de acceso al público. El argumento sostenido por las empresas y validado por el TC ha sido el del derecho al secreto bancario y reserva financiera. La transparencia ayuda a tener mejores prácticas empresariales, siendo así no queda muy claro por qué el interés en mantener todo en secreto.
Es verdad que la información es poder y puede existir el temor de un mal uso de esta. Sin embargo, en momentos en que la lucha contra la corrupción y el lavado de activos es un problema mundial, tal como lo señala la OCDE, resulta importante que los buenos contribuyentes apoyen todas las medidas destinadas a sacar del mercado a quienes representan una competencia desleal y perjudican a todos los peruanos.