Escribe: Antonio Risso, Managing Director de Wealth Management de Credicorp Capital
No cabe duda de que la inversión en mercados privados es una tendencia que viene adquiriendo cada vez más fuerza. Incorporar este tipo de inversiones en un portafolio diversificado no solo reduce la volatilidad y mejora los retornos de largo plazo, sino que también brinda acceso a diferentes sectores de alta convicción, tendencias seculares y estrategias especializadas que no están disponibles en los mercados tradicionales.
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Si tomamos el universo de empresas en el mundo con ingresos superiores a los US$ 250 millones, encontraremos que sólo el 14% de ellas son públicas. Hoy las empresas optan por mantenerse más tiempo en su etapa privada. Por ejemplo, Amazon salió a bolsa en 1997, cuando tenía 3 años de vida mientras Google salió a bolsa en 2004, cuando tenía 6 años. Uber y Airbnb, dos de las ofertas públicas iniciales (IPO, por sus siglas en inglés) de empresas tecnológicas más grandes de la historia, tenían 10 y 12 años, respectivamente, antes de salir a bolsa. Incluso grandes compañías como ByteDance (TikTok), OpenAI, o Space X, que están valorizadas en varios miles de millones de dólares, permanecen con sus accionariados cerrados. En un artículo reciente de The Economist, mencionan que el número de IPO viene decreciendo en los últimos años debido a que cada vez existe menos interés de las empresas por volverse públicas al tener más opciones para levantar capital en mercados privados.
De acuerdo con información de JP Morgan, los activos bajo gestión en mercados alternativos tuvieron una tasa de crecimiento anual de 12.6% del 2000 al 2022, llegando a los US$16 billones y se espera que alcancen los US$ 23 billones para fines del 2027. Si nos enfocamos únicamente en el mundo de deuda privada, veremos que esta se multiplicó 12 veces entre el 2006 y el 2022. La cantidad de empresas que prefieren financiarse en los mercados privados ha aumentado de forma exponencial desde la crisis financiera.
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Los Endowments y las Fundaciones fueron los principales actores en apostar con éxito por los mercados privados. Hoy, los inversionistas institucionales destinan entre 30% y 60% de sus portafolios a inversiones en mercados alternativos. Las personas naturales no vienen siendo ajenas a esta tendencia de inversión gracias a la ampliación de la oferta de vehículos menos rígidos (semilíquidos) que han permitido su democratización y utilización. Y es que el costo de oportunidad de no invertir en mercados privados es demasiado grande para ignorarlo, ya que los inversionistas no están tan diversificados como creen al invertir únicamente en mercados públicos.
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