Por Joaquín Valle, managing director and partner de Boston Consulting Group (BCG)
Han pasado casi 40 días desde que el Gobierno declaró al Perú en Estado de Emergencia Nacional con la finalidad de reducir la curva de contagios del Covid-19. Desde que se emitió esta medida excepcional, la Asociación de Bancos del Perú (Asbanc) garantizó la continuidad de las operaciones de instituciones financieras (IF) y la activación prioritaria de sus canales digitales para operaciones y pagos. Además, diversas entidades bancarias líderes han brindado prórrogas, fraccionamiento de deudas, reprogramación de pagos, e incluso, el congelamiento de créditos sin intereses con el objetivo de aplacar la crisis actual.
Pese a las acciones ejecutadas en Perú y en otros países, todavía persisten dudas sobre cómo las IF alrededor del mundo pueden enfrentar problemas operativos relacionados a la disminución de clientes en sucursales, la gestión del riesgo del mercado y de crédito (que es probable que aumente especialmente para las pymes), la optimización de la gestión de inversiones en mercados volátiles y con tendencia a la baja y el golpe de la rentabilidad causado por las tasas bajas de interés.
Por ello, desde Boston Consulting Group (BCG) hemos propuesto acciones claves que permitirán a las IF enfrentar la crisis del coronavirus a corto y mediano plazo. Una de ellas es implementar pruebas de estrés ágiles y altamente reactivas que soncapaces de anticipar diversos escenarios y obtener resultados en días, en lugar de semanas. Estas pruebas, que también miden el impacto de orden secundario en la política monetaria y fiscal, permitirán a las IF establecer nuevos límites y tomar decisiones de mercado y crediticias, especialmente a las pymes.
Otra medida importante de acelerar en el país son los programas de eficiencia que preparen a las IF para la recesión y menores ingresos. Para ello, las compañías deben comunicar sus ambiciones de reducción de costos a los mercados (que generalmente están establecidas en al menos 10% del impacto del costo neto) y lanzar iniciativas inmediatas de alto rendimiento con estrategias temporales a mediano y largo plazo. Esto es particularmente urgente para las empresas con rentabilidad de baja a media.
Asimismo, es necesario que las IF respondan rápido, claro y frecuentemente a sus clientes sobre el impacto de la crisis en los mercados financieros generales y sobre sus propios ahorros personales. Por ejemplo, en la gestión de patrimonios, las instituciones financieras deben proporcionar consejos sobre cómo los propios clientes pueden enfrentar la coyuntura y sugerir productos específicos y asignaciones de activos que puedan ser relevantes.
Proponemos también que participen en un diálogo activo con stakeholders, organismos controladores y gobiernos. Por ejemplo, las IF pueden trabajar en programas respaldados por el Estado para prestar fondos a empresas vulnerables, así como lo hicieron durante la crisis financiera acontecida entre el 2007 y 2009.
También será clave mostrar flexibilidad y tolerancia con los deudores por la restricción de efectivo que presentan. En Perú, bancos líderes como Interbank, BCP y BBVA anunciaron recientemente el congelamiento de créditos hipotecarios, vehiculares y de consumo luego de que se ampliara el estado de emergencia hasta el 12 de abril. Además, más de 150,000 clientes han reprogramado sus deudas, que asciende a más de S/ 15,000 millones, según Asbanc.
Una de las primeras acciones que llevaron a cabo las IF con carácter de urgencia fue proteger a su personal y garantizar la continuidad del negocio. Para cumplir este objetivo, revisaron sus planes de continuidad y optimizaron la comunicación interna para informar al personal. Además, implementaron el trabajo remoto y capacitaron con las herramientas adecuadas. También resalto el esfuerzo de los bancos por promover canales alternativos como aplicaciones y plataformas digitales para que sus clientes puedan realizar operaciones y pagos sin tener que dirigirse a las sucursales.
Además de estas medidas, a mediano plazo las instituciones financieras deberán acelerar los planes de digitalización de ventas y servicios, reinventar modelos, prepararse para nuevas oportunidades y repensar la planificación para eventos de riesgo de baja probabilidad y alto impacto.
Finalmente, aunque los pasos descritos pueden variar ampliamente según la región, el tipo de IF y sus áreas de actividad (banca minorista, mayorista, gestión de patrimonio o gestión de activos), la cruda realidad suscitada por la propagación del Covid-19 es una sola. Para superarla se debe actuar ahora y de manera decisiva. No solo basta con sortear la crisis actual, sino también es necesario fortalecer la capacidad de recuperación del sector financiero y prosperar en el panorama posterior.