Por Juan Fernando Correa
Presidente de ComexPerú
Cada cuatro años vivimos la emoción de ver competir a nuestras selecciones para clasificar a la Copa Mundial de Fútbol. El evento deportivo más importante del planeta. Lo que está en juego es mucho más que ganar algunos partidos de fútbol para levantar una copa. Lo que está en juego es el orgullo y alegría de un país y la invalorable sensación de éxito colectivo. Juegan once, pero gana o pierde todo un país.
Para participar en un Mundial, los países buscan buenos entrenadores, y estos convocan a los mejores jugadores. Pasamos meses discutiendo a quién tienen que llamar. También se discute si es el mejor para la posición. Cada cuatro años pasamos por el mismo proceso y para todos es natural que la selección que nos va a representar, aquella en la que todo un país deposita sus sueños, esperanzas e ilusiones, sea conformada por los mejores jugadores que el director técnico elija.
En este momento, el mundo entero atraviesa una crisis de proporciones inmensas. Esta es probablemente la crisis más grave que como nación hemos enfrentado en nuestra historia y tendrá consecuencias por muchos años más. El drama humano que estamos viviendo por la enfermedad y la crisis económica podría ser solo superado por los peores años del terrorismo desatado por Sendero Luminoso y las nefastas políticas económicas que generaron hiperinflación y la quiebra del país.
Hoy, en un ambiente político complejo, el nuevo Gobierno tiene que enfrentar esta terrible situación, además de conducir las elecciones de abril y entregar el poder en ocho meses. En este corto periodo, no se pueden hacer experimentos, no tenemos tiempo para la improvisación. Necesitamos que el equipo que enfrente este reto sea el mejor que podamos tener. En este momento no está en juego el orgullo nacional o la alegría de la gente, como en el Mundial. Está en juego la vida, la salud y el trabajo de nuestros compatriotas. Si para armar la selección de fútbol buscamos escoger a los mejores, ¿cómo no elegir a los mejores para el momento que enfrentamos?
El presidente y su primer ministro deben seriamente considerar formar un equipo ministerial con personas de experiencia y que hayan demostrado capacidad y probidad. Para cada cartera, ¿quiénes han sido los mejores que han ocupado esos cargos en los últimos años? Este partido es tan importante que debemos preguntarnos frente a cada persona propuesta para un cargo ministerial si ya “corrieron la cancha”, si han “ganado algún campeonato”.
Cuando veamos a los elegidos, deberíamos preguntarnos si ese es el equipo al que elegiríamos si nuestra vida y nuestro trabajo dependieran de ellos, como dependen ahora. Y como con los jugadores de la selección, ser parte de este equipo debe ser un orgullo por la dimensión del encargo que tendrán en sacar adelante al país y a sus ciudadanos.