La región de América Latina y el Caribe atravesará una de las crisis más agudas de su historia en materia de inseguridad alimentaria como consecuencia de la guerra en Ucrania, prevé el Programa Mundial de Alimentos (PMA), que solicita US$ 315 millones para ayudar a los grupos más vulnerables.
“Honestamente, no sé si será la más aguda pero seguramente una de las mayores porque involucra a los alimentos, los combustibles y a los sistemas financieros”, dijo la directora del PMA para América Latina y el Caribe, Lola Castro.
Hay 9.3 millones de personas bajo inseguridad alimentaria en los países de Latinoamérica donde el organismo de Naciones Unidas, galardonado en el 2020 con el Premio Nobel de la Paz, tiene presencia, una cifra que podría aumentar a 13.3 millones o más en los próximos meses si continúa el conflicto en Ucrania.
A pesar de que el PMA no proyecta que América Latina y el Caribe, que aún arrastra las consecuencias de la pandemia del COVID-19, sea la región del mundo más golpeada por la guerra, “también estará extremadamente afectada”.
“Realmente los cereales, aceites o legumbres que se producen en la cuenca del Mar Negro van sobre todo al Medio Oriente y oeste de África, que serán directamente las más golpeadas”, explicó Castro.
Ingresos no alcanzarán para comer
Castro explicó que en Latinoamérica ya existe una grave inseguridad alimentaria a raíz del conflicto en Ucrania, un impacto directo casi silencioso.
Detalló que “hay inseguridad alimentaria severa porque no pueden comprar la cesta básica, pues ha aumentado casi un 20% y lo seguirá haciendo”.
“Tenemos productos que se han doblado (en precio) como el aceite vegetal; estamos viendo que el combustible está más caro y por tanto cuesta más desplazarse y llevar los alimentos de un lugar a otro”, dijo.
Otra consecuencia que el organismo ya veía antes de la crisis en Ucrania es el costo de los fletes: “de hecho está siete veces más caro mover una tonelada de comida que en el 2019″.
Declaró que a las personas afectadas “los ingresos no les van a llegar para conseguir comer tres veces al día”, se “va a reducir el tipo de productos que consumen, y tendrán que consumir productos más básicos y baratos”, agravando los extensos problemas de desnutrición y obesidad ya presentes en la región.
Los más afectados
“Lo que pasa con América Latina y el Caribe es que estamos lejos”, añadió Castro.
Apuntó que en los informes de la ONU que diagnostican los países más afectados por la “triple crisis” (alimentos, combustibles y finanzas), de los 69 más impactados, 25 están en África, 25 en Asia y 19 en Latinoamérica.
Y dentro de la región “muchos son islas porque son importadores netos de alimentos, que deben mover por navíos, cuesta más caro los fletes, y eso supone que todo el producto alimentario sube enormemente de precio, y la gente no va a poder acceder” a ellos.
Explicó que hay “diferentes afectaciones”, pues están “los países que son netos importadores o que importan más de lo que producen como Venezuela, Haití y República Dominicana”.
Pero también pueden “verse afectados por otras cuestiones como los que tienen apoyo de la cuenca del Mar Negro, por ejemplo Cuba y Nicaragua, que recibían gran parte de los fertilizantes y combustibles de Rusia, y eso les afecta la producción”.
Potencial crisis migratoria
“Estamos viendo el potencial de una crisis migratoria enorme”, predice Castro para Latinoamérica, que ya atraviesa una ola de migración agudizada por la pandemia.
“Vemos un aumento de la migración pues ya estábamos en una situación preocupante y ahora, con esta crisis, el dinero que se consigue no da para alimentarse”, detalló.
A ello se suma “el problema de la producción, que seguramente se va a reducir, porque los fertilizantes están muchísimos más caros y no habrá suficientes, ya que Rusia y Bielorrusia producen casi el 20%” a nivel mundial.
Así, consideró que se deben implementar soluciones inspiradas en la pandemia y en otras emergencias, como apoyar la alimentación escolar y aumentar el empleo juvenil para que no “piensen que la única solución es emigrar”.
Las poblaciones más vulnerables de la región, como las de zonas de difícil acceso y áreas indígenas, serán las más afectadas, al igual que “las urbanas porque no se producen alimentos y hay que comprarlos, lo que supone un efecto directo a la inflación”.
Dólares para una solución inmediata
El PMA requiere con carácter urgente US$ 315 millones para cubrir sus costos operativos en toda la región durante los próximos seis meses.
“Es una solución casi inmediata, eso es lo que estamos viendo hoy porque es lo que nos costaría alimentar al número de personas hasta finales de año”, añadió.
“El problema es que seguramente sea mucho más el dinero que necesitemos porque el número de personas con inseguridad alimentaria está aumentando día a día”, remarcó.
El PMA está interactuando “con los Gobiernos y otros actores para ver lo que podemos hacer más, mejor y más rápido, porque es cuestión de tiempo”, concluyó.