Tanto en Hong Kong como en Bangkok, los manifestantes se levantaron contra un poder fuerte que se resiste a cambiar. (Foto: AFP)
Tanto en Hong Kong como en Bangkok, los manifestantes se levantaron contra un poder fuerte que se resiste a cambiar. (Foto: AFP)

La movilización en , liderada por la juventud, con objetivos ambiciosos y tácticas callejeras, tiene muchos puntos en común con las protestas que sacudieron Hong Kong en el 2019.

Voranai Vanijaka, un politólogo de la universidad Thammasat de Bangkok, dijo que los jóvenes de Tailandia y Hong Kong tienen muchos “valores en común”, entre los que destaca “el amor a la libertad y el coraje para luchar por el cambio”.

Contra un poder fuerte

Tanto en Hong Kong como en Bangkok, los manifestantes se levantaron contra un poder fuerte que se resiste a cambiar.

En la antigua colonia británica, el objetivo es el Partido Comunista de China (PCC), que en los últimos meses ha reforzado su control sobre su región semiautónoma.

Pekín niega a Hong Kong cualquier concesión en materia de democracia y en junio impuso una drástica ley de seguridad nacional a la antigua colonia británica, que ayudó a sofocar la disidencia.

En Tailandia, el objetivo es una monarquía apoyada por el todopoderoso ejército. Aún no se sabe cómo reaccionará el palacio, que en crisis pasadas tuvo un papel clave en el resultado de las movilizaciones populares.

El estado de derecho en cuestión

Tanto en Bangkok como en Hong Kong, las cuestiones jurídicas son fundamentales para las movilizaciones.

El detonante de las protestas en la antigua colonia británica fue una ley de junio del 2019 que iba a permitir las extradiciones a China continental y su opaco sistema judicial.

Los manifestantes ampliaron después sus demandas para denunciar la influencia de Pekín en los asuntos de Hong Kong y el incumplimiento del principio “Un país, dos sistemas” acordado tras la retrocesión por parte del Reino Unido en 1997.

En Tailandia, el movimiento pide la derogación de la ley de lesa majestad, que castiga difamar o insultar al monarca y a su familia con una pena de entre tres y quince años de prisión. Algunos activistas también piden una reforma profunda de la realiza, rica y poderosa, un tema tabú hasta hace poco.

Pero expresarse no está exento de peligro: al menos nueve activistas prodemocracia que huyeron de Tailandia desde el golpe de estado del 2014 han desaparecido en los últimos dos años, según Human Rights Watch.

La juventud en primera línea

Las manifestaciones multitudinarias en la antigua colonia británica atrajeron a gran parte de la población.

Pero los manifestantes radicales, los “frontliners”, los que adoptaron las tácticas más violentas contra las fuerzas antidisturbios, eran en su mayoría muy jóvenes.

Y algunas de las figuras más famosas del movimiento prodemocrático de Hong Kong, como Joshua Wong o Agnes Chow, eran todavía adolescentes cuando se involucraron en la lucha política.

La mayoría de los líderes de la movilización en Tailandia, muchos de los cuales fueron arrestados la semana pasada, están en la veintena y parecen decididos, a diferencia de las generaciones anteriores, a enfrentarse al poder, aunque signifique recurrir a tácticas violentas.

Tabúes que caen

En Hong Kong, los manifestantes no dudaron en pedir más autonomía, y algunos incluso la independencia, una línea roja absoluta para Pekín.

También aparecieron canciones y pancartas a favor de la “liberación de Hong Kong” a medida que arraigaban las protestas.

En Tailandia, se puede acabar en la cárcel solo por mencionar la idea de reformar la monarquía.

Pero algunas personas ya no tienen miedo y piden abiertamente la abolición de la ley de lesa majestad, o más transparencia sobre la fortuna real.

Tácticas callejeras

Cascos, gafas, máscaras de gas y paraguas son los accesorios que se vieron en las manifestaciones de Hong Kong y que ahora se ven en Tailandia.

Los activistas de ambos movimientos intercambiaron consejos tácticos.

Tanto en Hong Kong como en Tailandia se utilizan mensajes cifrados para comunicarse, y se recurre a acontecimientos espontáneos para frustrar la vigilancia de los organismos de represión.

Los gestos de los manifestantes también son similares. En Hong Kong, mostraban sus manos abiertas para recordar a la gente sus “cinco demandas”. En Tailandia se usa el saludo de tres dedos, inspirado en las películas de “Hunger Games”.

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