El helicóptero en el que viajaba el presidente de Colombia, Iván Duque, fue blanco de un ataque con balas desde tierra cuando sobrevolaba una región del noreste del país fronteriza con Venezuela, informó el propio mandatario, quien resultó ileso junto con dos ministros y un gobernador que lo acompañaban.
El ataque al helicóptero presidencial se registró cuando la aeronave UH-60 Black Hawk de fabricación estadounidense se dirigía a la ciudad de Cúcuta después de que el mandatario asistió a un acto de gobierno en el municipio de Sardinata, en el departamento de Norte de Santander.
“El helicóptero presidencial fue víctima de un atentado. Nos encontrábamos en el helicóptero el señor ministro de Defensa, el ministro del Interior, el gobernador de Norte de Santander y mi persona”, dijo Duque en una declaración desde la ciudad de Cúcuta.
“Tanto el dispositivo aéreo como la capacidad de la aeronave evitaron que ocurriera algo letal. Lo cierto es que es un atentado cobarde, donde se ven impactos de bala a la aeronave presidencial”, agregó.
Duque, un abogado experto en economía de 44 años, no responsabilizó del ataque a ninguna organización.
Pero en la región en donde se produjo el ataque existen extensos cultivos de hoja de coca, la materia prima de la cocaína, y tienen presencia disidentes de las FARC que se apartaron de un acuerdo de paz, la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y bandas criminales dedicadas al narcotráfico.
Duque reiteró que su Gobierno no desfallecerá en la lucha contra el narcotráfico ni contra los grupos armados ilegales implicados en la producción de cocaína.
“Le he dado instrucciones muy claras a todo el equipo de seguridad de ir detrás de quienes dispararon contra la aeronave y pusieron también en riesgo la vida de otras personas”, dijo el mandatario quien tiene un dispositivo de seguridad que es asesorado por países aliados como Estados Unidos.
En fotografías y en un video divulgado por la Presidencia se evidenció que el helicóptero recibió varios impactos de bala en su fuselaje.
Un carro bomba explotó en una base militar de la ciudad de Cúcuta la semana pasada y dejó 36 personas heridas, incluidos dos soldados estadounidenses que asesoraban al Ejército de Colombia en la lucha contra el narcotráfico.
Aunque el ministro de Defensa, Diego Molano, acusó de ese ataque a la guerrilla del ELN, el grupo rebelde negó su responsabilidad en el hecho.
El narcotráfico es considerado el combustible que alimenta el conflicto interno armado de más de cinco décadas que ha dejado más de 260,000 muertos y millones de desplazados, de acuerdo con el Gobierno.
Colombia, con una posición estratégica por estar rodeada por dos océanos, es considerado uno de los mayores productores mundiales de cocaína, actividad en la que están implicados grupos de narcotraficantes, bandas criminales conformadas por exparamilitares de ultraderecha y la guerrilla del ELN, además de disidentes de las FARC.