(Foto: Reuters)
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Las empresas del Reino Unido todavía están lidiando con los informes obligatorios sobre la compensación por género, una norma que entró en vigor el año pasado y que reveló una disparidad generalizada en los salarios y bonificaciones entre hombres y mujeres.

Ahora el Gobierno británico puede exigirles a estas mismas empresas que analicen la remuneración de los empleados de distintos grupos étnicos.

Según una encuesta a 80 grandes organizaciones de PricewaterhouseCoopers, el 95% no había analizado la desigualdad salarial por etnicidad, y tres cuartas partes dijeron que no tenían los datos para hacerlo.

Entre las razones para no hacerlo se adujeron las dudas sobre si es legal recabar información de origen étnico y la protección de datos, así como unos bajos índices de respuesta de los empleados, las dificultades para comunicarse sobre el proceso y las preocupaciones de los trabajadores sobre la confidencialidad.

"Ésta será una tarea más compleja que la información sobre la desigualdad salarial de género", dice el informe. Las empresas "deberán crear un entorno de confianza en el que los empleados estén dispuestos a ofrecer sus datos de forma voluntaria y crean que se utilizarán para impulsar un cambio positivo".

El pasado abril fue la primera vez que se exigió legalmente a las grandes empresas y agencias públicas del Reino Unido que publicaran una evaluación de la diferencia entre lo que ganaban de media los hombres y las mujeres de su plantilla. Más del 75% de las 10.000 empresas del Reino Unido que informaron sobre desigualdades salariales pagaban a sus trabajadores varones más que a las empleadas.

Ahora el Gobierno está considerando la posibilidad de un informe obligatorio por etnicidad para exponer la desigualdad salarial en los ciudadanos de origen "negro, asiático y de minorías étnicas".

Una consulta pública concluyó en enero y algunas firmas, como PwC, Deloitte, KPMG y la emisora ITN, han decidido voluntariamente publicar sus propias cifras.