(Foto: Difusión)
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El descampado, en la periferia de , es vigilado como un sitio militar. Rodeado de barreras policiales, aquí las autoridades rusas quieren construir en un tiempo récord un hospital para los enfermos del , “al estilo chino”.

La obra se inició la semana pasada, cerca de la aldea de Golokhvastovo, a 70 km al suroeste de la capital rusa.

Se trata de construir un edificio contra reloj, inspirándose en “la experiencia de los socios chinos”, según el ayuntamiento de Moscú, en alusión al centro hospitalario prefabricado con una capacidad de 1,000 camas que erigieron en , epicentro de la crisis sanitaria, en tan solo diez días.

Los obreros provienen de diversas regiones rusas y de Asia central, y están acostumbrados a los grandes proyectos públicos del ayuntamiento de Moscú. Los camiones y las excavadoras cruzan sin descanso el terreno y desbrozan la tierra en un caos aparente, bajo una lluvia helada.

Día y noche

"No tenemos un calendario preciso para construir este hospital, pero esperamos terminarlo dentro de un mes, quizás antes", explica Pavel, un obrero de 28 años oriundo de la república de Chuvashia, a 600 km de Moscú.

El trabajo es ininterrumpido, día y noche. Una parte de los 3,200 obreros de la obra viven en ese mismo sitio, en tiendas de campaña y barracones.

El hospital tendrá una capacidad de 500 camas, y en él se podrán instalar equipos de asistencia respiratoria. "Los primeros pacientes con coronavirus llegarán de aquí a abril" explica uno de los ingenieros, Arthur, de 31 años.

En total son 43 hectáreas que acogerán "uno de los centros médicos más modernos", según Andrei Bochkarev, vicealcalde de Moscú.

Según un comunicado, el edificio incluirá "bloques operatorios, servicios de reanimación y diagnóstico y otros reservados a los niños".

Según el sitio ruso Znak, que cita un documento interno del ayuntamiento no publicado, la obra costará 8,500 millones de rublos (100 millones de euros, US$ 107 millones).

Rusia cuenta oficialmente con tan solo 199 casos del nuevo coronavirus, y asegura que la situación está "bajo control", aunque el número de pacientes aumenta rápidamente.

Vecinos preocupados

Sin embargo, muchos rusos desconfían de esas cifras, como es habitual en un país en el que las autoridades han mentido a menudo sobre la realidad de una catástrofe.

El alcalde de la capital, Serguéi Sobianin, fiel aliado del régimen, asegura que todo está previsto: el hospital se encuentra a 250 metros de las casas de los vecinos y "no representará ningún peligro".

Los vecinos no piensan lo mismo. "Están construyendo un foco de infección gigante, no aportará nada bueno", critica Anatoli Bulychev, de 79 años, sentado en un banco para ver desfilar los vehículos de la obra.

“¡Que Sobianin se construya este hospital cerca de su casa de campo! No nos falta espacio en Rusia”, exclama.