(Foto: AP)
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Las inversiones estatales chinas en la pueden tener implicaciones geopolíticas que afecten a la competitividad comunitaria, indicó el Tribunal de Cuentas Europeo en una evaluación en la que enumera por primera vez oportunidades, pero sobre todo riesgos, de esta tendencia.

Mientras la UE continúa tratando de cerrar con Pekín un tratado de inversiones que garantice igualdad de oportunidades ante la discriminación que aseguran sufrir empresas europeas a la hora de hacer negocios en , los auditores europeos avisan de que es necesaria más unidad para hacer frente al desembarco de inversiones directas chinas.

Éstas pasaron del 0.3% del total en la UE en 1995 a 3% en el 2018 (según Eurostat), con especial incidencia en Luxemburgo y Holanda, mientras que el total de acciones controladas por inversores chinos -incluyendo inversiones directas- a finales del 2017 representó 2.1 billones de euros (de ellos, 1.7 billones de euros en el Reino Unido).

Una particularidad de las inversiones directas chinas es que van dirigidas en gran medida a áreas de importancia estratégica para la UE: transporte e infraestructura (29.1%), tecnologías de la información y la comunicación (12.4%) o energía (10.1%), así como a la industria automotriz (14.1%) o al mercado inmobiliario y la hostelería (11.2%).

Primera relación de riesgos y oportunidades

El informe de los auditores de la UE presentado hoy incluye, por primera vez, una lista de 18 riesgos de diferente naturaleza y 13 oportunidades que presentan estas inversiones impulsadas por el Estado chino.

Más de la mitad de los riesgos identificados son políticos o económicos, pero también los hay sociales, tecnológicos, legales o medioambientales.

Así, el Tribunal de Cuentas advierte de que las inversiones chinas en áreas sensibles o estratégicas de la UE “pueden afectar la seguridad o el orden público”, o debilitar la propiedad de infraestructura estratégica por parte de los Estados con “implicaciones geopolíticas”.

La falta de reciprocidad en la relación entre la UE y China está relacionada con ventajas desleales que disfrutan empresas chinas, mientras que las “inmanejables deudas financieras” de empresas estatales chinas en la UE y países terceros pueden resultar en quiebras con pérdidas colaterales estratégicas, señala.

Otro riesgo en el que hacen hincapié los auditores es que la competitividad a largo plazo de la Unión puede resultar perjudicada por la “transferencia forzada de tecnología” a China.

Según la encuesta de confianza empresarial del 2019 publicada por la Cámara de Comercio Europea en China, el 20% de los participantes dijo sentirse comprometido a transferir tecnología para mantener su acceso al mercado chino, subrayando la falta de reciprocidad.

Igualmente, el Tribunal alerta de que las compañías chinas implicadas en inversiones pueden no respetar los derechos sociales o laborales, que el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda no cumple suficientemente con las normas de seguridad de datos de la UE o que las infraestructuras de transporte chinas no se adhieren a los estándares europeos o internacionales.

Al mismo tiempo, advierte de operaciones de lavado de dinero, fraudes aduaneros en importaciones chinas o incumplimiento de estándares medioambientales.

Por lo que respecta a las oportunidades de estas inversiones, el Tribunal de Cuentas subraya que pueden impulsar intereses comunes y una relación bilateral más fuerte, contribuir a la paz y seguridad en vecinos de la UE y países en desarrollo o incrementar las capacidades internacionales de préstamo, lo que facilitaría el crecimiento económico.

Además, cree que la Nueva Ruta de la Seda impulsará el comercio, mejorará la conectividad y rebajará los costes en la UE y otros países; promoverá el ferrocarril como alternativa a las rutas aéreas y marítimas, e incentivará acuerdos aduaneros.

Para los auditores, estas oportunidades de negocio con China permitirán a la UE promover también sus estándares, diversificar y reducir la dependencia de un país individual o cooperar más en sectores como educación superior, investigación o cultura.

Respuesta de la UE ante los retos

Para atender a los desafíos que presentan las inversiones estatales en la UE, el Tribunal de Cuentas insiste en que tanto las instituciones comunitarias como los Estados miembros deben coordinar mejor su respuesta.

Advierte de que los datos sobre la inversión china en la Unión están “incompletos” y que hay que identificar “con solvencia” los riesgos y las oportunidades.

Actualmente, los Estados miembros cooperan con China de forma bilateral, “siguiendo con frecuencia sus propios intereses nacionales, sin informar a la Comisión incluso cuando existe la obligación de hacerlo”, avisa el Tribunal.

Ese enfoque “fragmentado” no favorece, en su opinión, “el poder económico de la UE como actor común”, lo cual dificulta actuar de una manera coordinada que podría resultar ventajosa, por ejemplo, a la hora de implantar de manera segura las futuras redes de telecomunicaciones 5G.