Borge Brende (i), Presidente del Foro Económico Mundial, Ngozi Okonjo-Iweala (C), Directora General, Organización Mundial del Comercio (OMC), y Svein Tore Holsether (d), Presidente y Director Ejecutivo de Yara International asiste a una sesión de la 51ª reunión anual del Foro Económico Mundial (WEF) en Davos, Suiza. (Foto: EFE/EPA/GIAN EHRENZELLER)
Borge Brende (i), Presidente del Foro Económico Mundial, Ngozi Okonjo-Iweala (C), Directora General, Organización Mundial del Comercio (OMC), y Svein Tore Holsether (d), Presidente y Director Ejecutivo de Yara International asiste a una sesión de la 51ª reunión anual del Foro Económico Mundial (WEF) en Davos, Suiza. (Foto: EFE/EPA/GIAN EHRENZELLER)

La perspectiva de que la guerra en Ucrania se prologue, el riesgo de que su producción de cereales se pudra al sol por el bloqueo de sus exportaciones en el mar Negro y el rápido agravamiento de la crisis alimentaria que esto ocasiona han motivado que el Foro de Davos termine hoy con el mismo sentimiento de incertidumbre con el que empezó.

Los líderes políticos -particularmente europeos- que asistieron a este encuentro anual abordaron estas cuestiones con los responsables de instituciones internacionales, con empresarios, economistas y expertos buscando respuestas a un conjunto de crisis sin precedentes que hacen imposible la esperada recuperación económica tras la pandemia.

La directora gerenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, dijo que no prevé una recesión en las grandes economías, pero admitió que no podía descartar que esto ocurra, mientras la inflación se dispara en gran parte del mundo, arrastrada por el aumento de los precios de los combustibles y de alimentos básicos provocado por la invasión de Rusia a Ucrania.

También en el Foro de Davos, la directora general de la Organización Mundial del Comercio, Ngozi Okonjo-Iweala, anticipó que si no se logran abrir corredores seguros para sacar los cereales de Ucrania al resto del mundo, la crisis alimentaria -una realidad para cientos de millones de personas en el mundo- puede prolongarse hasta el 2024.

El director ejecutivo de Yara International (un grupo que produce fertilizantes), Svein Tore Holsether, afirmó que 276 millones de personas sufren inseguridad alimentaria en fase grave y aguda, el doble que hace tan solo dos años, aunque recordó que también han influido en esto las olas de calor en la India, Pakistán y Estados Unidos.

Sobre esa posibilidad, el ministro ucraniano de Exteriores, Dmitró Kuleba, comentó que su gobierno está de acuerdo con el principio de esos corredores, pero que ello requeriría el desminado del puerto de Odesa (el mayor del mar Negro), y se preguntó cómo se podría garantizar que Rusia no aprovechará la oportunidad para atacar.

Lo que es cierto -agregó- es que los almacenes de granos en Ucrania están desbordando y que la próxima cosecha tendrá que ser puesta a la intemperie y que lo más probable es que termine pudriéndose si no se encuentra una solución para su exportación.

La guerra en Ucrania fue sin ninguna duda el tema central de esta edición del Foro de Davos, estimulado por una importante delegación ucraniana que encabezaba Kuleba e incluía al alcalde de Kiev, a la defensora del pueblo de Ucrania y a varias parlamentarias, quienes participaron en numerosos eventos para defender su causa.

Los líderes europeos fueron unánimes en la necesidad de reforzar todavía más su posición ante Rusia, fortaleciendo su propia defensa, profundizando las sanciones, apoyando a Ucrania con armas y diplomacia y desligándose por completo del gas y petróleo rusos.

“No podemos permitir que Putin gane la guerra y creo que no lo hará. Hasta ahora no ha logrado ninguno de sus objetivos estratégicos, y uno de ellos, el de ocupar toda Ucrania, está más lejos que nunca”, afirmó el canciller alemán, Olaf Scholz, el último dirigente político en intervenir en este Foro de Davos.

En este Foro, varios líderes también hicieron un “mea culpa” al reconocer el gran error que fue aceptar la dependencia energética de Rusia en lugar de plantear una unión energética.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, fue muy directo y señaló que Occidente nunca debió anteponer sus intereses económicos a su seguridad y a sus valores.

“Durante demasiado tiempo apartamos la vista cuando nuestros colegas de países con fronteras con Rusia nos decían que tenían problemas”, señaló la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola.

Reconoció que para los europeos “era demasiado fácil seguir dependiendo del gas, algunos países al 100%, sin considerar seriamente crear una unión energética en la que dependiéramos uno de otro y no de un país que nos podía cortar (el suministro) en cualquier momento”.

Discusiones sobre la expansión de los totalitarismos, los ataques a la libertad de prensa, las promesas de la realidad inmersiva y el fenómeno de la ecoansiedad entre los jóvenes cerraron el Foro de Davos, mientras a unos cientos de metros se manifestaban miembros -casi todas mujeres- del movimiento estudiantil “Fridays for Future”.

Su reclamo se resumía en que los poderosos del planeta asuman su responsabilidad para contener el cambio climático y darles la esperanza de un futuro en este planeta.