El capital natural de los océanos está valorado en unos US$ 24 billones (22.3 billones de euros) y sin embargo sus recursos están disminuyendo rápidamente, asegura Leon Kamhi, jefe de Responsabilidad en Federated Hermes Limited, quien recuerda que más de 3,000 millones de personas dependen de ellos para su subsistencia.
Además, “la falta de protección de los ecosistemas marinos tendrá consecuencias negativas para la economía mundial”, ya que “supone un riesgo sistémico para las inversiones a largo plazo”, asegura el directivo de esta gestora internacional de fondos sostenibles.
Lo explica tras el Día Mundial del Medio Ambiente (5 junio) y en vísperas del Día de los Océanos (miércoles 8 junio) en un artículo en la blogosfera de EFEverde, en el que advierte que “existen riesgos para el modelo de negocio de industrias como el turismo, mientras que los cambios en el nivel del mar y los huracanes más fuertes y frecuentes suponen un riesgo físico para las empresas situadas en zonas costeras”.
Por ello, este experto aboga por una gestión eficaz para animar a las empresas a comprender y controlar el impacto de sus actividades en los océanos y su dependencia de ellos.
Según Kamhi, los inversores deben ser conscientes de estos riesgos y de cómo las empresas en las que invierten afectan a los océanos, y para ello habrá que examinar el impacto de las distintas compañías y sectores en la sostenibilidad.
La vinculación a la contaminación de los océanos puede resultar perjudicial para la reputación de una empresa y repercutir, por tanto, en su capitalización bursátil, argumenta.
Como ejemplo, cita el desastre de la plataforma Deepwater Horizon en el 2010, que hizo caer el precio de las acciones de la petrolera BP en un 55% y obligó a la compañía a pagar más de US$ 65,000 millones en costes de limpieza y litigios.
Entre los aspectos positivos destaca los Objetivos de Desarrollo Sostenible y que la comunidad mundial está empezando a ver la importancia de gestionar su impacto en los océanos con acciones concretas como el hecho de que una treintena de países, entre ellos el Reino Unido, han formado la Alianza Mundial de los Océanos, para pedir que se proteja el 30% de los mares para el 2030.