Los cambios en el panel de fijación de tasas de interés de la Reserva Federal harán que sea menos probable que el banco central de Estados Unidos ajuste la política monetaria el próximo año, sin importar como impacte a la economía el lanzamiento de las vacunas contra el COVID-19.
En la rotación anual de votantes del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en español), los cuatro presidentes regionales de la Fed que reciban ese privilegio en el 2021 serán marginalmente más “dovish”, o inclinados a favorecer una política monetaria más expansiva, que los cuatro a los que reemplazan.
El cambio más notable se produce con Charles Evans de Chicago, uno de los funcionarios más moderados, que asume el derecho a voto que este año ejerció Loretta Mester de Cleveland, un miembro del panel de línea dura.
Además, un nuevo voto permanente ahora pertenece a Christopher Waller, exdirector de investigación de la Fed de St. Louis, quien asumió como miembro de la Junta de Gobernadores de la Fed el 18 de diciembre. En un aspecto importante, Waller es decididamente expansionista: hace mucho tiempo ha defendido la postura, adoptada más recientemente por el liderazgo de la Fed, de que el bajo desempleo no genera automáticamente una mayor inflación.
Es difícil sobreestimar la intención del FOMC de mantener la política monetaria flexible durante esta recuperación económica.
Por razones que no tienen nada que ver con el COVID-19, pero sí con tendencias a más largo plazo en cuanto a inflación y crecimiento, los funcionarios de la Fed, liderados por su presidente, Jerome Powell, este año adoptaron una nueva política monetaria marco que los compromete a tener un enfoque más paciente para aumentar las tasas que en cualquier otro momento desde principios de la década de 1970.
El comité lo ha respaldado de dos maneras. Sus miembros han declarado que no subirán las tasas antes de que el mercado laboral haya alcanzado su estimación de pleno empleo y que la inflación esté en camino a superar su objetivo de 2%. También presentaron proyecciones económicas en diciembre que mostraban que 12 de los 17 miembros del FOMC no esperaban un aumento de la tasa hasta al menos 2024.
Los cambios en el FOMC de este año podrían influir en el ajuste del programa de compra de activos de la Fed. El banco actualmente está comprando US$ 120,000 millones al mes en bonos del Tesoro y bonos hipotecarios en un esfuerzo por eliminar los costos de endeudamiento a largo plazo para los hogares y las empresas. Un giro negativo inesperado para la economía podría conducir a llamados a aumentar esas compras.
Pero con la distribución de vacunas y un nuevo paquete de estímulo de US$ 900,000 millones aprobado por el Congreso y promulgado en ley por el presidente, Donald Trump, la economía podría estar preparada para un repunte robusto en la segunda mitad del 2021. Eso hace que sea más probable que la Fed esté bajo presión para reducir sus compras de bonos.
Otros dos factores que podrían desempeñar un papel: la inflación y la estabilidad financiera. La inflación está rumbo a mostrar un fuerte aumento interanual en la primavera, basada exclusivamente en las caídas de precios observadas en marzo y abril que fueron desencadenadas por la pandemia. Un estallido en la actividad económica podría impulsarla al alza, lo que lleva a un debate sobre si los aumentos de precios podrían persistir.
Powell ya ha señalado que consideraría que los fuertes aumentos de precios en el 2021 son “transitorios”. Y la conformación más moderada del comité, en ese escenario, hace que sea menos probable que provoque votos de disidencia en las reuniones de política de la Fed al ignorar la inflación.
Pero también podría haber nuevas preocupaciones sobre la estabilidad financiera si una perspectiva optimista y tasas súper bajas provocan que las empresas experimenten un nuevo exceso de deuda y los mercados financieros reaccionen vertiginosamente.
“A medida que cambiamos de una fase delicada a una que es más probable que vea una aceleración en el ritmo de la recuperación, la atención de la Fed también tendrá que cambiar y prestar más atención a estas preocupaciones de estabilidad financiera”, dijo Daco de Oxford Economics.