Un contratista petrolero chino detuvo la operación en un proyecto de expansión en Venezuela porque no ha recibido su pago, lo que resalta las dificultades que enfrenta el régimen ilegítimo de Nicolás Maduro, incluso en empresas energéticas respaldadas por aliados.
La corporación China Huanqiu Contracting and Engineering Corporation, una filial de la estatal China National Petroleum Corp., notificó a la asociación Sinovensa que ha suspendido el trabajo para expandir una instalación de mezcla de crudo en 57% a 165,000 barriles por día, según un documento visto por Bloomberg y una persona familiarizada con el asunto.
Eso contrasta con los comentarios de la estatal Petróleos de Venezuela SA el mes pasado que anunciaban una segunda expansión para llevar la producción a 230,000 barriles por día en el proyecto, que es propiedad conjunta de PDVSA y CNPC —la compañía de energía más grande de China.
PDVSA declinó hacer comentarios. Un representante de la oficina de prensa de CNPC no respondió dos llamadas ni respondió de inmediato a mensajes de texto en busca de comentarios.
Esta parálisis es otro golpe para Venezuela, que depende cada vez más de las compañías petroleras rusas y chinas para apuntalar una industria que lucha contra un bloqueo económico por parte del gobierno de Donald Trump. Chevron Corp. y cuatro compañías de servicios petroleros estadounidenses dejarán de trabajar en el país latinoamericano a fines de octubre a menos que se extiendan las exenciones a sanciones, lo que afectaría la mitad de las plataformas de perforación que operan en el país.
Un gerente de proyecto en HQC, como se conoce al contratista chino, dijo en una notificación a Sinovensa que se le debían más de US$52 millones en facturas que datan de 2018, y que suspenderían las actividades a partir del 3 de septiembre. La asociación es un proyecto clave en la región del Orinoco de Venezuela que cuenta con las mayores reservas de petróleo del planeta y actualmente representa aproximadamente la mitad de la producción restante del país.