El Banco Mundial (BM) recortó su pronóstico de crecimiento global en 1.2 puntos porcentuales a 2.9% para el 2022, advirtiendo que la invasión rusa a Ucrania ha agravado el daño de la pandemia de COVID-19, con muchos países que probablemente enfrentarán una recesión.
La invasión a Ucrania ha magnificado la desaceleración de la economía global, que ahora entra en lo que podría convertirse en “un período prolongado de escaso crecimiento y elevada inflación”, señaló el Banco Mundial en su informe Perspectivas económicas mundiales.
El presidente del BM, David Malpass, dijo que el crecimiento global estaba siendo golpeado por la guerra, los confinamientos por el COVID-19 en China, las interrupciones en la cadena de suministro y el riesgo de estanflación, un período de expansión magra y precios elevados visto por última vez en la década de 1970. “El peligro de estanflación es considerable hoy”, escribió en el prólogo del informe.
“Es probable que el crecimiento modesto persista a lo largo de la década debido a la débil inversión en la mayor parte del mundo. Con la inflación ahora alcanzando máximos de varias décadas en muchos países y se espera que la oferta crezca lentamente, existe el riesgo de que la inflación se mantenga alta por más tiempo”.
Entre el 2021 y 2024, se proyecta que el ritmo de crecimiento mundial se desacelere en 2.7 puntos porcentuales, dijo Malpass, más del doble de la desaceleración observada entre 1976 y 1979.
El informe advirtió que los aumentos de las tasas de interés necesarios para controlar la inflación a fines de la década de 1970 fueron tan pronunciados que provocaron una recesión mundial en 1982 y una serie de crisis financieras en las economías de mercados emergentes y en desarrollo.
Si bien se ven similitudes con las condiciones de entonces, también hay diferencias importantes, incluida la fortaleza del dólar estadounidense y precios del petróleo en general más bajos, así como los balances generales sólidos en las principales instituciones financieras.
Para reducir los riesgos, las autoridades de política monetaria deben trabajar para coordinar la ayuda a Ucrania, contrarrestar el aumento de los precios del petróleo y los alimentos, intensificar el alivio de la deuda, reforzar los esfuerzos para contener el COVID-19 y acelerar la transición a una economía baja en carbono, señaló.
El BM pronosticó una caída en el crecimiento global a 2.9% en el 2022 desde 5.7% en el 2021, con un crecimiento que rondará ese nivel en el 2023 y 2024. Explicó que la inflación global debería moderarse el próximo año, pero probablemente se mantendrá por encima de los objetivos en muchas economías.
El informe proyectó que el crecimiento en las economías avanzadas se desaceleraría bruscamente al 2% en el 2022 y a 2.2% en el 2023 después de alcanzar el 5.1% en el 2021.
En tanto, el reporte calculó que las economías de mercados emergentes y en desarrollo lograrán un crecimiento de solo 3.4% en el 2022, por debajo del 6.6% en el 2021, y muy por debajo del promedio anual de 4.8% observado en el 2011-2019.
Los efectos secundarios negativos de la guerra en Ucrania compensarían con creces cualquier impulso a corto plazo obtenido por los exportadores de materias primas a partir de los precios más altos de la energía, con pronósticos de crecimiento para el 2022 revisados a la baja en casi el 70% de los mercados emergentes y las economías en desarrollo.
El BM espera que la economía regional de Europa y Asia Central, que no incluye a Europa Occidental, se contraiga 2.9% después de un crecimiento de 6.5% en el 2021, repuntando levemente hasta un crecimiento de 1.5% en el 2023. Se espera que la economía de Ucrania se contraiga 45.1% y la de Rusia en 8.9%.
Además, prevé que el crecimiento se desacelarará bruscamente en América Latina y el Caribe, llegando a solo un 2.5% este año y con una nueva ralentización hasta 1.9% en el 2023.