1 / 4 FOTO 1 | ¿Y QUIÉN ERES TÚ? No es lo mismo, por ejemplo, una relación entre padres e hijos, en donde la autoridad moral se construye a lo largo de toda una vida, que una relación jefe-empleado, en donde la autoridad moral se va forjando poco a poco, en mucho menos tiempo. Aún más claro ¿cómo logramos establecer una relación de confianza y autoridad con los que no nos conocen en absoluto? Para un orador o un conferencista, esto resulta vital, porque las personas que están en la audiencia, en su mayoría, no le conocen, ni saben si es honesto, transparente o caritativo. (Foto: Freepik)
2 / 4 FOTO 2 | “COMO DIJO BENITO JUÁREZ…” Cuando hablas a un público por primera vez, lo primero no es “llamar su atención” o “presentar un gran producto”, o usar una frase famosa como si fuera concurso de la prepa;sino no crear una relación de confianza, para responder la pregunta subconsciente en la mente de todos los presentes: ¿por qué habrían de escucharte? Si tu nombre o fama te preceden (quizás has publicado libros o aparecido en televisión), entonces comienzas la relación con tu cuenta en positivo. Estas personas confían en ti antes de que empieces a hablar, y eso es una gran ventaja. (Foto: Freepik)
3 / 4 FOTO 3 | ES HORA DE EMPEZAR A HABLAR El esquema tradicional de un discurso sigue cinco partes del proceso: gancho, introducción, desarrollo, exhortación y conclusión. No hay nada de malo con esta estructura. Pero pon atención al inicio: ¿qué dices o haces durante el gancho o bienvenida? La forma en que muchas escuelas se aproximan a este esquema suele ser incompleta, porque utilizan el gancho o la introducción solamente para llamar la atención o introducir al tema. ¡Espera! Utiliza los primeros segundos o minutos de tu discurso para establecer una relación humana de confianza. Necesitas que el auditorio confié en ti antes de presentarles tus ideas o de pedirles atención o cooperación. De hecho, no vendas nada; no enseñes nada; no informes nada hasta que hayas avanzado en la creación de esta relación. (Foto: Freepik)
4 / 4 FOTO 4 | CONECTA PRIMERO; VENDE DESPUÉS En un discurso o charla, procura presentar una o dos ideas principales (no más), y revestirlas de interacciones que creen un vínculo de confianza y amistad entre tu público y tú. Una broma suele ser un gran catalizador. La risa relaja los músculos, crea una relación y produce dopamina, el neurotransmisor encargado de crear conexiones. No se trata de que cuentes “chistes” forzados, sino que te ejercites en el hábito de contar historias y anécdotas de forma atractiva. (Foto: Freepik)
FOTOS | ¿Vas a hablar en público, hacer un discurso o cenar con el cliente? ¿Qué hacer?
¿Tener un buen producto? Es importante. ¿Hablar con pasión? Es relevante. ¿Ser un gran orador? Si lugar a dudas, ayuda. Pero lo principal, lo más importante es esto: tienes que crear una relación, según Entrepreneur.
En su libro Retórica, Aristóteles plantea el Ethos como la primera y más importante condición para poder convencer a las personas. Ethos es una palabra griega que se ha traducido, precisamente, como “autoridad” o “carácter”. Aristóteles lo sabía hace más de 2,300 años, y era tan cierto entonces como ahora.
Lo importante no es lo que se dice, sino quién lo dice.
Esto tiene distintas consecuencias y su aplicación práctica varía dependiendo del entorno en donde se realiza la comunicación. ,