Menospreciar las capacidades de la próxima generación es una práctica que quedó en el pasado. Las empresas ahora empiezan a preocuparse en cómo inspirar y retener a sus futuros trabajadores: la generación Z (los nacidos entre 1995 y el 2010).
¿Cómo las compañías deberán captar su atención? El primer paso es escuchar sus intereses y preocupaciones.
Una posición clara
“La mayoría de centennials apoya el matrimonio entre personas del mismo sexo, los derechos de las personas transgénero y la igualdad de género”, señala el portal Fast Company (FC).
Asimismo, “está preocupada por los océanos, el aumento de la matrícula universitaria, los costos de vivienda y un futuro en el que los robots sean más rápidos que los humanos”, agrega el sitio web.
Por otra parte, la generación Z no pasará por alto el costo del mal comportamiento del CEO, algo que deja claro en sus protestas.
Además, se concluye, a partir de una encuesta, que los consumidores actuales desearían tener líderes Z. Y es que prefieren a empresarios que defiendan los problemas sociales o políticos en los que creen.
Cambio dentro de las empresas
Para alinearse a este nuevo perfil de colaborador, es necesario “construir un buen ‘employer branding’ en la empresa. Esto está basado en una cultura corporativa atractiva con misión, valores y propósitos compartidos con los Z”, apunta Claudia Ruiz de Somocurcio, HR Consulting Manager de Cornerstone.
Además, “implica que las organizaciones declaren nuevas reglas de competencias alineadas con los intereses de desarrollo los centennials”, sostiene Ernesto Rubio, gerente general de Ronald, Career Services Group.
Tan importante también es considerar que los Z son una generación que “no habla con tapujos y no le atemoriza la jerarquía alta”. Pues los centennials “aprecian que, al margen de los resultados financieros, las empresas actúen responsablemente con el medio ambiente y tengan una relación inclusiva con su entorno”, añade Rubio.
Por tanto, los ‘baby boomers’ y X “deberán tolerar y encauzar su liderazgo hacia comunicaciones diáfanas, horizontales y claras”, detalla el ejecutivo.
El otro lado de la moneda
Por otro lado, el estrés y la depresión son obstáculos más frecuentes en esta generación. Ante ello, Ruiz de Somocurcio advierte que los principales riesgos ante el fracaso de proyectos son “la disminución de la productividad o el aumento de los índices de rotación laboral que afectan el estado financiero de las compañías”.
También “se puede producir una inadecuada comunicación con el equipo y así un mal clima laboral”, expresa. ¿Cómo resolverlo? “Las empresas deberán priorizar el equilibrio entre vida personal y profesional, así como fomentar el clima de cooperación y solidaridad”, aconseja la vocera de Cornerstone.