El “Plan Anual de Reducción del Espacio Cocalero Ilegal con Responsabilidad Social en Perú al 2022″ prevé una disminución de 18,000 hectáreas de cultivos ilegales este año. (Imagen referencial/GEC)
El “Plan Anual de Reducción del Espacio Cocalero Ilegal con Responsabilidad Social en Perú al 2022″ prevé una disminución de 18,000 hectáreas de cultivos ilegales este año. (Imagen referencial/GEC)

La superficie de cultivos de en Perú se incrementó en 41% entre el 2016 y el 2020, a pesar de que en el mismo período se erradicaron unas 113,000 hectáreas, se intervino en 3,873 pozas de maceración y se destruyeron más de 1,900 laboratorios de droga, informaron fuentes oficiales.

La Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas () detalló, en un comunicado, que en el periodo indicado los cultivos de coca crecieron de 43,900 hectáreas a 61,700 hectáreas sembradas, con una resiembra de entre 30% y 60%.

Agregó que la hoja de coca se ha diseminado y trasladado a las zonas fronterizas de Perú con Ecuador, Colombia, Brasil y Bolivia, “como resultado de la creciente demanda mundial de cocaína”.

En ese sentido, aseguró que Devida está promoviendo un compromiso entre el Estado y la sociedad civil de la región andino-amazónica de Perú, “con derechos y deberes recíprocos, prioritariamente con los pueblos originarios y los productores agrarios”.

Pacto social ciudadano

La intención de ese “Pacto Social Ciudadano”, indicó, es que los pueblos “reduzcan voluntariamente los cultivos de coca con fines ilícitos a cambio de servicios oportunos de parte del Estado, en el marco de la actual Política Nacional Contra las Drogas al 2030″.

Devida defendió que la necesidad de ese pacto “se sustenta en el fracaso de la disminución forzosa de cultivos de coca y en la falta de articulación intergubernamental entre las diferentes instituciones del Estado”.

“El mercado de la hoja de coca legal, no solo se encuentra en una severa crisis económica, sino que ha perdido capacidad de control”, remarcó en referencia al porcentaje de coca que es destinada en Perú a la fabricación de mates, caramelos y otros productos, así como al consumo ancestral conocido como “chacchado”.

Según la Encuesta Nacional de Consumidores de Hoja de Coca, realizada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en el 2019, en Perú existen 5.9 millones de consumidores tradicionales, lo que representa unas 12,000 toneladas para ese fin, el 8% del total de coca producida en el país.

Por ese motivo, la organización señaló que propone revisar el régimen de control de la producción, acopio, industrialización y comercialización de hoja de coca legal en el país.

Demanda mundial de cocaína

Devida también afirmó que la demanda mundial de cocaína “pone en evidencia que su consumo está concentrado en un 80% en Europa y el resto mayoritariamente en los Estados Unidos”.

Remarcó, en ese sentido, en la necesidad de impulsar a nivel internacional “una perspectiva de responsabilidad común y compartida” para enfrentar el Tráfico Ilícito de Drogas (TID), “que considere la estrecha relación que hay entre demanda ilegal de cocaína y el comercio internacional de los productos alternativos”.

La entidad planteó la disminución de cultivos de coca focalizados en áreas naturales protegidas y sus zonas de amortiguamiento, territorios de pueblos indígenas, bosques de producción permanente, concesiones forestales, zonas de resiembra y fronterizas.

De acuerdo con el “Plan Anual de Reducción del Espacio Cocalero Ilegal con Responsabilidad Social en Perú al 2022″, aprobado por el Ministerio del Interior, se prevé una disminución de 18,000 hectáreas de cultivos ilegales durante este año.

“El Gobierno peruano se compromete a luchar contra el problema mundial de las drogas” aseguró Devida antes de recordar que Perú, “junto a otros países de la región andina, se ve afectado por la presión externa que ocasiona la demanda global de cocaína”.