(Bloomberg) Los laboratorios farmacéuticos se precipitaron a un abismo de patentes al comienzo de esta década, perdiendo miles de millones en ventas, en tanto medicamentos lucrativos de marca perdieron su exclusividad. Un costoso esfuerzo de cabildeo destinado a evitar que eso se repita está dando sus frutos.
La pérdida de una serie de patentes clave para medicamentos que combaten el colesterol y otros fármacos ampliamente utilizados les costó a las grandes compañías farmacéuticas alrededor de US$ 82,000 millones en ventas entre 2011 y 2013, según la empresa de datos de ciencias de la vida Evaluate, lo cual impuso recortes de empleo a gran escala y una ola de acuerdos para compensar los ingresos perdidos.
Nuevamente, la industria farmacéutica se está asomando al precipicio. En los próximos tres años, ventas por aproximadamente US$ 60,000 millones de Roche Holding AG, Sanofi, y Eli Lilly & Co. se ven amenazadas por potenciales rivales, según un informe de la firma de inversión Sanford C. Bernstein & Co.
Entre los fármacos que probablemente perderán sus protecciones figuran los costosos tratamientos biotecnológicos para el cáncer y otras enfermedades.
La industria se ha esforzado por evitar la competencia genérica para los fármacos complejos, que normalmente se desarrollan a partir de células en lugar de ser fabricados químicamente.
Mientras el Congreso debatía un nuevo proceso de aprobación para los llamados biosimilares en medio de la legislación del Obamacare, el sector incrementó su presión casi un 50 por ciento, gastando US$274 millones en 2009, según el Center for Responsive Politics.
Para cuando los legisladores aprobaron un avance al mercado para los biosimilares como parte de la Ley de Asistencia Asequible en 2010, la industria se había asegurado de que la competencia avanzaría con mucha mayor lentitud, haciendo que la consiguiente caída de las ventas se sintiera más como una pequeña colina que un precipicio.
Mucho en juegoEl laboratorio que tendría más en juego es Roche. En los próximos dos años, enfrenta la pérdida de exclusividad sobre sus tres fármacos oncológicos más vendidos, que representan más de US$ 20,000 millones de sus US$ 51,400 millones en ventas anuales.
El tratamiento para la leucemia de Roche, Rituxan, que el año pasado vendió 7.300 millones de francos suizos (US$ 7,240 millones), pierde la protección de patente este año, según Bernstein. Sobre 31 analistas que siguen las acciones de Roche, 21 le ponen una calificación "comprar", según datos compilados por Bloomberg.
Roche hizo grandes campañas para obtener una aprobación más estricta de los biosimilares. La compañía gastó US$17,7 millones para ejercer presión en el Congreso estadounidense en 2007 y 2008, en comparación con US$3,7 millones en 2000, según el Center for Responsive Politics.
El aumento se centró en gran medida en las leyes susceptibles de crear una vía más fácil para los biosimilares. Versiones de esas leyes se sancionaron finalmente en la ley de Obamacare, pero la presión del laboratorio garantizó duras barreras al ingreso y un período más prolongado en el que los fabricantes de biosimilares no podían citar datos anteriores al tratar de obtener la aprobación.
"Roche es la empresa más grande y más fuerte que deliberadamente se quedó fuera de los biosimilares y se afana por pintar a los biosimilares como diferentes e inseguros", dijo Ian Tzeng, socio en LEK Consulting, una firma que asesora a empresas en el área de estrategia y fusiones y adquisiciones.
Roche dijo en una declaración por correo electrónico que ha respaldado "un camino riguroso y fundado en la ciencia para la aprobación de biosimilares", y que su cabildeo se centró en garantizar que los biosimilares sean seguros.