Puede que el nombre Trump en dorado ya no venda bienes raíces en Nueva York. Pero, a 8,000 kilómetros de distancia, los inversionistas están recaudando millones en una apuesta a que la marca del expresidente retendrá su prestigio internacional.
En Sudamérica, están resucitando un proyecto que se había dado por muerto: una torre Trump en Punta del Este, la ciudad turística de Uruguay conocida por ser un oasis para la élite de la región y celebridades estadounidenses como el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, y el diseñador Ralph Lauren.
En el 2012, Donald Trump presentó con gran fanfarria la torre, que ofrece vistas panorámicas del Atlántico y un helipuerto. Los apartamentos se vendían en más de US$ 1.8 millones.
El desarrollador argentino de la torre se quedó sin dinero, la construcción se detuvo en octubre de 2019 y el proyecto está en proceso de reestructuración. En la actualidad, un grupo de propietarios de apartamentos, tenedores de bonos, proveedores y otros inversionistas respaldan un plan de rescate.
En una señal prometedora para Trump, la mayoría de los actuales propietarios quieren mantener el nombre Trump estampado en enormes letras doradas en la fachada de la torre, según Rolando Rozenblum, uno de los propietarios que promueve el acuerdo.
En Nueva York, la ciudad natal de Trump, los residentes de algunos de sus edificios de lujo han eliminado su nombre.
“Entendemos que la marca Trump sigue siendo una marca de real estate válida en el mundo”, dijo Rozenblum, presidente ejecutivo de International College, una escuela privada en Punta del Este. “Pienso que le da una magnitud de importancia que ese proyecto con ese nivel de calidad lo merece”.
Un resurgimiento en Sudamérica llegaría en un buen momento para la Organización Trump, la compañía inmobiliaria del expresidente. Cuatro años de controversias seguidos por la pandemia han afectado los negocios de Trump. El exmandatario enfrenta un segundo juicio político después de ser acusado el mes pasado por la Cámara de Representantes por incitar un ataque contra el Capitolio de EE.UU.
Durante su presidencia, el patrimonio de Trump se redujo en US$ 500 millones, a US$ 2,500 millones, según el índice de multimillonarios de Bloomberg. Los ingresos de sus hoteles en Washington y Las Vegas cayeron a más de la mitad desde que asumió el cargo, según documentos financieros federales.
En el Reino Unido e Irlanda, los ingresos de sus campos de golf, como Trump Turnberry en Escocia, disminuyeron en dos tercios.
Uruguay, el único proyecto Trump en Latinoamérica
En el sitio web de la Organización Trump, que no respondió a las solicitudes de comentarios, la torre en Uruguay figura como su único proyecto en América Latina. Los propietarios de un hotel en Panamá eliminaron el nombre Trump en el 2018 y reemplazaron a su compañía como administradora después de una amarga disputa legal.
En Brasil, la empresa abandonó un proyecto hotelero a fines del 2016 después de que fiscales federales abrieran una investigación criminal a inversiones de fondos de pensiones locales. La Organización Trump adujo retrasos y diferencias estratégicas, y nadie de la compañía estuvo implicado en la investigación.
Como suele ocurrir actualmente, la Organización Trump no construyó ni desarrolló la torre en Uruguay; simplemente alquiló el nombre de Trump
Su antiguo desarrollador, YY Development Group, con sede en Buenos Aires, calificó el proyecto como “la torre más exclusiva de América del Sur”.
Sin embargo, el proyecto se realizó en el momento incorrecto. Argentina, hogar de tres cuartas partes de los compradores de apartamentos de la torre, sufrió una recesión y una crisis cambiaria. Al mismo tiempo, el proyecto no calificó para exenciones fiscales locales, quedando en desventaja frente a edificios de lujo de la competencia.
Hoy, el edificio cilíndrico de 25 pisos, flanqueado por una grúa, se encuentra a poco más de la mitad. El estacionamiento de la torre y un camino hacia una sala de exhibición cerrada se encuentran cubiertos de maleza.
El director general de YY Development, Juan José Cugliandolo, no respondió a un correo electrónico solicitando comentarios. El número de teléfono que figura en el sitio web de la firma estaba fuera de servicio.
Si un tribunal aprueba una reestructuración a finales de este mes, la construcción podría reanudarse en abril, dijo Rozenblum.
Para completar el proyecto, un fideicomiso que represente a los propietarios tendrá que recaudar US$ 30 millones mediante la venta de apartamentos y el cobro de las unidades ya vendidas, dijo. Ese monto se sumará a los US$ 70 millones que ya se han gastado en la construcción.
La Organización Trump mostró “flexibilidad” con sus términos de licencia, según Rozenblum. Declinó ser más específico y mencionó un acuerdo de confidencialidad.
Rozenblum compró un apartamento de 310 metros cuadrados con tres habitaciones y vista al mar como vivienda definitiva para su familia.
Jorge Garber, un ejecutivo de la construcción argentino que supervisará el edificio, dijo que el último de los apartamentos debería completarse 16 meses después de que se reanuden las obras. Garber, quien compró un apartamento en la torre como vivienda de verano, dijo que las piscinas y otras atracciones seguirán poco después.
“En dos años, tenemos que tener terminados la torre y todos los ammenities”, señaló.