Para aquellos que pueden pagarlos, los coches clásicos tienden a ofrecer rendimientos mucho más altos que las inversiones más comunes. Pero no compre uno si lo que quiere es un activo líquido.
Véase el ejemplo del BMW 507, un roadster que dejó de producirse en 1959. En el período de 14 años hasta finales de 2018, el valor del modelo del vehículo aumentó en más del 800%, según datos recabados por Suedwestbank AG.
El índice de automóviles clásicos OTX del grupo alemán subió más de un 450% durante ese tiempo, mientras que el índice de acciones DAX de referencia se apreció alrededor de un 150%.
El índice se basa en vehículos fabricados por empresas alemanas como BMW AG y Daimler AG que tienen al menos 30 años.
"Los automóviles antiguos pueden ser interesantes para los inversores que buscan oportunidades alternativas de inversión", dijo Jens Berner, un experto en el tema que trabaja en la unidad de gestión de activos de Suedwestbank.
Sin embargo, no son para todos. El factor de escasez del BMW 507 significa que le costará alrededor de 1.7 millones de euros (US$ 1.9 millones), según el índice, y los compradores de cualquier automóvil clásico se enfrentan a una serie de costes adicionales, como seguros, almacenamiento o mantenimiento.
Además, los vehículos pueden ser difíciles de vender rápidamente y no siempre es fácil confirmar su autenticidad. Suedwestbank recomienda que no representen más del 10% de una cartera de activos.
El grupo calcula el índice OTX, que se creó en 2010, según los precios de modelos proporcionados por la revista especializada Motor Klassik.
El rendimiento del BMW 507 destaca muy favorablemente respecto a las acciones propias de la compañía automotriz, que muestran un retorno total de poco más del 200% durante el mismo período, según datos de Bloomberg.