La pitahaya es uno de los frutos peruanos que —aunque todavía no tiene la penetración de otros productos como el arándano— empieza a despertar el interés de compradores fuera del país.
En el Perú, actualmente existen áreas sembradas en Tumbes, Piura, Trujillo, Huacho, Lima, Huaral, Lambayeque. Y es, justamente, a estos dos últimos destinos donde los compradores han manifestado su interés por adquirir la fruta.
Diego Rodríguez, CEO de R-Coorp —empresa que a través de su proyecto Terra produce pitahaya en Olmos (Lambayeque)— explica que para el segundo semestre de este año prepara su exportación inicial; ello tras su primera cosecha de pitahaya American Beauty que enviaron de muestras a países europeos.
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“En octubre vendrán potenciales clientes de Canadá, Holanda y Europa para verificar volúmenes y ver estados y de una vez poder cerrar los convenios”, afirma Rodríguez, quien actualmente tiene cultivadas 80 hectáreas en los campos lambayecanos.
La meta hacia fines de año es continuar con la segunda etapa del proyecto, que les permitiría cerrar el 2023 con 160 hectáreas de terreno cultivado con American Beauty, aunque también exploran otras tres variedades de pitahaya que, por el momento, prefiere mantener en reserva.
El Proyecto Terra, que en total cuenta con 10,000 hectáreas, se ubica en el kilómetro 833 de la Panamericana Norte, una zona situada en los límites de Lambayeque con Piura. Por ahora, los cultivos de pitahaya se alimentan con agua subterránea.
Por su parte, Walter Abregu, gerente general de Corporación Abregu —empresa que tienen campos en Huaral y que desde hace cinco años se dedica al cultivo de pitahaya— indica que más de 15 empresas extranjeras demostraron su interés por las variedades undatus autofertil y roja costaricensis.
“Ellos están pidiendo un promedio de 50 toneladas mensuales”, agrega el empresario, quien señala que, por el momento, el 70% de su producción (50 toneladas anuales) se destina al mercado local como fruta fresca, con un valor promedio de S/ 5 por kilogramo. El otro 30% es destinado para la elaboración de derivados como néctares, yogures, deshidratados e incluso cervezas.
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En general, Abregu sostiene que en Huaral existen aproximadamente 100 hectáreas comprometidas para el cultivo de pitahaya de aproximadamente 40 pequeños productores que tienen entre dos o tres hectáreas. En el caso de Abregu, al cierre de este año proyectan llegar a 9 hectáreas sembradas, a partir del cultivo de aproximadamente 10 variedades comerciales como roja costaricensis, American Beauty, amarilla de Palora, entre otras.
“Vemos con cautela todavía la exportación porque no hay volumen y tampoco un manejo homogéneo entre los que producimos pitahaya; además, que la siembra es convencional y la idea es llevar fruta orgánica a los mercados externos”, anota el empresario, a la vez que adelanta que hacia el 2025, empresas grandes con extensiones de entre 40 o 50 hectáreas apostadas en Olmos, Virú, Arequipa y Tacna tendrían una mayor oferta.
Mientras, el vocero sostiene que se continúan enfocando en su producción de derivados, cuyos productos llegarían este año a la capital, a través de su ubicación en centros comerciales, así como su ingreso a supermercados y algunos locales de Barranco de venta de cerveza artesanal.
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