Las historias de adopción de WUF presentan un claro ejemplo de la fuerte conexión que tienen los proveedores con el propósito de la startup del movimiento Lucha. (Fotos: Archivo GEC)
Las historias de adopción de WUF presentan un claro ejemplo de la fuerte conexión que tienen los proveedores con el propósito de la startup del movimiento Lucha. (Fotos: Archivo GEC)

Mariana Castillo Celis

Movimiento Lucha

En el programa del miércoles pasado de “La Nueva Empresa”, Giacomo Hoyos y Lucía Salem, cofundador y líder de Metodología, y directora de Proyectos, respectivamente, de Lucha Startup Studio, nos comentan sobre cinco aprendizajes clave durante el desarrollo del emprendimiento y su portafolio en su primer año de operaciones.

“La Nueva Empresa” es el espacio de capitalismo consciente de Lucha y la marca Gestión, que es difundido en redes sociales todos los días miércoles desde las 4 pm. En esta oportunidad, el programa, en su decimocuarta edición, trató sobre las buenas prácticas para emprender una empresa social que el movimiento Lucha ha aprendido durante el desarrollo de sus primeros proyectos .

Sinergia entre negocio e impacto

Como se ha venido conversando durante los diversos programas de capitalismo consciente, Lucha Startup Studio busca idear, diseñar y pilotear empresas con impacto social y ambiental.

Salem comenta que para lograr este objetivo primero se debe tener definido cuál es el problema a resolver y cómo resolverlo; y con ello encontrar sinergias entre el modelo de impacto y el modelo de negocio. “La idea es que las empresas tengan impacto y sean rentables, es decir; que al crecer el negocio, crezca el impacto”, precisa Salem.

Por su parte, Hoyos cuenta que Lucha hace uso de la herramienta Business Model Canvas para encontrar y lograr un balance entre ambos modelos. El Business Model Canvas tiene diferentes frameworks para diseñar la propuesta de valor y el modelo de negocio en sí. Lo que hicimos fue diseñar el símil para el modelo de impacto, en el que tenemos como framework principal la ‘teoría del cambio’, la cual nos permite invertir el tiempo en definir muy bien la problemática, la solución y los indicadores que vamos a medir para que ese impacto sea tangible”, explica Hoyos.

Modelos de impacto

Hoyos sostiene que la metodología debe ser flexible, pues la definición de la oportunidad alrededor del problema elegido suele ser más complejo, ya que en esta parte del proceso se evalúan cosas más subjetivas, relacionadas a las tendencias y los imaginarios de los clientes y/o beneficiarios. “Debes identificar bien la zona geográfica en la que este problema se da, y la población a la que este problema aflige. Luego, ya en el modelo negocio puedes pensar en algo que impacte positivamente en ellos directa o indirectamente a través de tus productos, operaciones y demás”, agrega Hoyos.

En ese sentido, tanto Hoyos como Salem, comentan que la mayoría de empresas de Lucha cuentan con el modelo de negocio cliente-beneficiario que consiste en que el consumidor que adquiere tus servicios/productos es también tu beneficiario/a.

“En el caso de Juntas, por ejemplo, al vender sus herramientas de Educación Sexual Integral (ESI) estás impactando directamente en la persona que va usar esta. Lo mismo con Juana, al vender productos sobre la base de cannabis estás generando bienestar en las personas que los consumen” explica Salem.

Priorización y foco

Sobre este punto, Hoyos expresa que para Lucha ha sido un reto gestionar la gran cantidad de oportunidades que recibieron durante su primer año. “El pensamiento que había en el equipo es que si estábamos priorizando un proyecto vs otro, lo que estábamos despriorizando automáticamente lo estábamos descartando. Incluso en uno de nuestros proyectos tuvimos dos oportunidades potenciales en las cuáles creíamos mucho, tratamos de ir con las dos y cometimos un error”, cuenta Hoyos.

Esto los llevó a darse cuenta que necesitaban potenciar su diseño de metodología para minimizar esos errores. “Hemos aprendido que priorizar no es descartar, sino enfocar nuestro tiempo, inversión, dinero en una sola cosa”, afirma Hoyos.

Al respecto, Salem expresa que Lucha trabaja con hipótesis para saber cuáles se desean validar en las distintas rutas de oportunidad que pueden haber encontrado para un proyecto. “Buscamos que estas hipótesis sean factibles y viables en relación al modelo de negocio e impacto que podría tener una empresa, luego planteamos metas que son revisadas periódicamente para saber si estamos haciendo las cosas bien o es momento de cambiar la estrategia. En ese sentido, es mejor escoger una sola ruta, y si te equivocas, te equivocas más rápido, pero también aprendes más rápido”, sostiene Salem.

Alianzas y comunidad

Salem comenta que otra lección importante durante este último año parte de la relación de los socios clave de Lucha. “Tú equipo es muy importante, pero también lo son tus aliados y proveedores, sin embargo, uno debe tener claro que las acciones/operaciones claves no pueden depender siempre de terceros. Hemos aprendido que cuando algo no está in house siempre debes tener un plan ‘B’ de soporte por si falla algo”, argumenta Salem. Por ello, Hoyos expresa que para Lucha es fundamental construir las relaciones con sus stakeholders como ecosistema.

“Cuando pensamos en nuestros stakeholders, nosotros hablamos de ellos/as como partners de negocio, pues reconocemos la importancia de su rol, pero también buscamos que se sientan parte de la comunidad Lucha y estén comprometidos con los objetivos de esta”, indica Hoyos.

En ese sentido, Hoyos destaca el ejemplo de WUF, en la que sus proveedores tienen una fuerte conexión con el propósito de la empresa. “Juntos somos WUF, tú que eres proveedor eres tan parte como yo de este movimiento y del impacto que estamos generando. Es por eso que siempre decimos que nuestras luchas son públicas. No tiene sentido si lo que buscamos solucionar lo hacemos solos porque el resultado no es solo para nosotros. A más público se sienta parte del proyecto será mejor para toda la sociedad y el planeta”, explica Hoyos.

Alineación y dirección

Por último Hoyos resalta que han comprendido lo importante que es el control y participación del día a día de Lucha en todas las empresas de su portafolio para que estén alineadas como ecosistema en el propósito de construir empresas en las que el planeta invertiría.

“Hemos estado gestionando el desarrollo de estas empresas desde un rol más directivo, es decir, de asesoramiento y guía y de entregar herramientas, pero lo que hemos evaluado y aprendido es que en Lucha debemos tener un equipo compartido que trabaje cosas hands-on en todas las empresas por lo menos durante los primeros años”, indica.

“Es clave que haya alguien que los ayude a mantener el foco. Muchas de las empresas están concentradas en lo comercial, en el crecimiento de las ventas, las actividades operativas, pero es necesario tener a alguien que esté enfocado en el crecimiento de la empresa y que este responda al modelo de negocio y de impacto de cada una”, agrega Salem.