Aston Martin anotó una pequeña ganancia antes de impuestos de 20.8 millones de libras (US$ 25.1 millones) en el primer semestre del 2018.
Aston Martin anotó una pequeña ganancia antes de impuestos de 20.8 millones de libras (US$ 25.1 millones) en el primer semestre del 2018.

Cualquier inversionista que valga la pena sabe que las ganancias de una empresa son solo una opinión y el efectivo es un hecho. Una disputa contractual peculiar que involucra al atribulado fabricante de automóviles de lujo Aston Martin ilustra este punto con bastante certeza.

Previo a su oferta pública inicial en octubre pasado, la empresa británica publicó un prospecto que detallaba su reciente desempeño financiero. La compañía había anotado una pequeña ganancia antes de impuestos de 20.8 millones de libras (US$ 25.1 millones) en el primer semestre del 2018. Buenas noticias.

No obstante, ese resultado se benefició de 20 millones de libras inesperados por la venta de propiedad intelectual a un tercer fabricante durante el período. El comprador no identificado se contactó con Aston Martin para adquirir dibujos o esquemas de herramientas y diseño del deportivo Vanquish de la generación previa, además de respaldo en materia de consultoría.

Con los contratos firmados, Aston Martin anunció que el efectivo se pagaría en dos cuotas anuales de 5 millones de libras. En retrospectiva, no fue una buena señal que el primero de estos pagos ya estuviera atrasado en el momento en que se publicó el prospecto. Más de un año después de la firma del contrato, Aston Martin admitió la posibilidad de que nunca recupere la mayor parte de ese dinero. Los decepcionantes resultados del mes pasado incluyeron una provisión única de 19 millones de libras por deuda de dudoso cobro.

La identidad de la contraparte siempre se mantuvo en secreto, pese a la abundante especulación en la prensa del sector automotor sobre quién querría los diseños del antiguo Vanquish y para qué fin. Pero durante una teleconferencia con analistas, la gerencia de Aston Martin contó inadvertidamente la verdad. Una startup china de autos deportivos eléctricos llamada Detroit Electric recurrió a la compañía para conseguir ayuda en el desarrollo de un sistema de chasís, pero luego incumplió los pagos exigidos.

Detroit Electric es la creación de Albert Lam, exdirector del fabricante británico Lotus. La sede central de esta empresa se ubica en Hong Kong, pero su sitio web agrega que tiene una “base de desarrollo y fabricación de vehículos de última tecnología” en Leamington Spa, Inglaterra, que está a unos 20 kilómetros de la sede central de Aston Martin. Mis múltiples intentos de contactarme con la compañía para conocer sus comentarios no tuvieron éxito. Las cifras más recientes de la filial británica de Detroit Electric revelan una pérdida y pasivos netos en el año financiero 2017 e indican que el respaldo financiero de empresas seguía disponible.

Aston Martin parece ser la parte desfavorecida pero la credibilidad de su gerencia recibió otro golpe. Las acciones han colapsado cerca de un 75% desde octubre toda vez que los inversionistas se dieron cuenta de que la compañía podría no ser tan fuerte como dio a entender en el momento de su salida a bolsa.

Una desaceleración de los volúmenes de ventas en su división mayorista ha hecho mella en cualquier aspiración de enfrentarse a Ferrari y ser valuada como una empresa de productos de lujo. También hace que la decisión de no reforzar el balance final con nuevos fondos durante la salida a bolsa parezca imprudente.

El fabricante genera poco efectivo pero tiene casi 850 millones de libras en deuda neta y pasivos de arriendo. Por lo tanto, 20 millones de libras es una pérdida importante. Su contabilidad -la compañía capitaliza casi todos sus costos de desarrollo, en lugar de incluirlos en su rendición de beneficio- no puede cubrir estos problemas.

Al igual que con esos costos de investigación y desarrollo, Aston Martin tenía derecho a registrar los ingresos por lo de Detroit Electric. Pero pasó un buen tiempo antes de que admitiera que el contrato fue un fiasco. La próxima vez que una compañía le diga que recibió una ganancia inesperada, asegúrese de que el dinero esté en el banco.

Por Chris Bryant

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.

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