Las compañías aéreas europeas de bajo coste, ahogadas como las grandes aerolíneas por la crisis del COVID-19 y las incertidumbres sobre su evolución, apuestan por precios irrisorios para atraer a los pasajeros, en un contexto de recuperación del tráfico más lenta de lo previsto.
Con las arcas vacías después de semanas de confinamiento y los cierres de fronteras que dejaron en tierra a sus flotas, las aerolíneas quieren que los pasajeros vuelvan lo antes posible y están desplegando una serie de medidas sanitarias para tranquilizarlos, con precios atractivos para atraer a los más reacios.
Desde junio, los aviones han vuelto tímidamente a los cielos europeos, con un tráfico más sólido en julio, gracias a las vacaciones de verano, que alcanzó su punto máximo en agosto y tendió a caer ligeramente en septiembre (-54% en las tres primeras semanas), según datos de Eurocontrol.
Para octubre, las nuevas previsiones de Eurocontrol son una caída del 57%, frente al -30% previsto en abril.
Según un estudio de la consultora de turismo ForwardKeys sobre los precios de los billetes de Francia, Alemania, Países Bajos y el Reino Unido hacia los cuatro principales destinos del sur de Europa -Grecia, Italia, Portugal y España-, los precios fueron un 15% más bajos en agosto que en la misma época del año pasado.
Los precios más bajos se registraron en las rutas entre Reino Unido y Grecia, con un -35% en comparación con el 2019.
Los vuelos desde el Reino Unido a Italia o España, desde Alemania a Grecia o Portugal, desde Francia a Grecia o desde Países Bajos a España vieron caer los precios en un 25% en comparación con el año pasado, señala Forward Keys.
“No quedarse con los brazos cruzados”
Solo los vuelos desde Alemania a Italia -un mercado del que las aerolíneas de bajo coste se habían retirado masivamente- alcanzaban tarifas altas, según la misma fuente.
Los bajos precios “estimulan el tráfico” y “no podemos quedarnos con los brazos cruzados, esperando que todo salga bien y contar con los políticos”, dijo Eddie Wilson, el presidente de Ryanair D.A.C., a principios de setiembre, después de que la aerolínea pusiera en marcha una venta excepcional de billetes a precios muy reducidos.
El jueves, la aerolínea irlandesa de bajo coste lanzó una nueva campaña promocional.
“Tenemos que animar a nuestros pasajeros a que vuelvan a volar y el precio es un factor”, dijo Reginald Otten, director general adjunto de la aerolínea británica EasyJet.
Más allá de los precios bajos, también se trata de que las aerolíneas se concentren en las rutas más rentables, añadió.
Pero es complicado porque las autoridades de esos destinos emblemáticos están restableciendo restricciones, desde el cierre de fronteras hasta la puesta en cuarentena de las personas que llegan.
Las empresas están respondiendo al colapso del tráfico “con las herramientas que tienen a su disposición: reduciendo la capacidad y haciendo ofertas promocionales, pero no tienen ningún control sobre la evolución de la pandemia y sobre las políticas de restricción del tráfico”, dice Olivier Ponti, vicepresidente de ForwardKeys.
“Por eso el efecto de los precios atractivos será limitado, sobre todo porque los consumidores siguen preocupados por la interrupción de sus planes y el reembolso rápido de billetes en caso de cancelación”, añade.
A más largo plazo, según dijo hace unos días el ministro de Transporte francés, Jean-Baptiste Djebbari, “quizás haya un poco menos de volumen durante un tiempo, quizás menos operadores -porque la crisis es extremadamente profunda para los operadores, para la industria-, y por lo tanto probablemente también habrá un aumento en el precio de los billetes de avión”.