La inversión privada se muestra como uno de los componentes más débiles del PBI desde el año pasado. En el 2023 apunta a repetir una contracción y ello se refleja en la confianza empresarial.
Según la última encuesta de expectativas empresariales del Banco Central de Reserva (BCR), que se realizó la segunda quincena de marzo y tomó una muestra representativa de empresas de los diversos sectores económicos del país, el 71% de las compañías encuestadas prevé reducir o mantener invariables sus inversiones en el 2023 respecto del 2022, mientras que solo un 28% tendría la intención de ampliarla. En detalle, el 34% disminuirá inversiones este año, y el 37% las mantendrá en el nivel del año pasado.
Eduardo Jiménez, Jefe del Sistema de Información de Macroconsult, señaló que la visión de este grupo de empresas que apunta a contraer la inversión responde al proceso de desaceleración económica en el país.
Además de un entorno pesimista por la crisis política que se arrastra desde el 2021, los conflictos sociales y anomalía climática del primer trimestre del 2023, también han provocado que las firmas replanteen planes de inversión, dijo.
Según Macroconsult, la inversión privada caería 3.5% este año, una visión más pesimista que la contracción de 0.5% prevista por el BCR.
“Estamos en una desaceleración económica importante y esto se ha complicado más con las protestas sociales y las lluvias. No implica una recesión, pero sí un bajo dinamismo, en este caso de la inversión. Por otro lado, si bien hay cierta calma desde lo político, hay un gobierno frágil y no se sabe aún si la presidenta terminará el año, aunque nada asegura que salga. Esto es una fuente de incertidumbre”, apuntó.
El economista Carlos Parodi señaló que el porcentaje de empresas que recortará inversiones está por encima de lo que se ha visto en encuestas de años anteriores a la administración de Castillo.
“Hay una tercera parte que planea reducir inversiones y es bastante. En años anteriores, antes de la pandemia e incluso en el tiempo de Vizcarra, el porcentaje no pasaba del 20%”, precisó.
Sostuvo también que las bajas expectativas empresariales responden a un escenario en que, pese a los planes de reactivación como Impulso o Con Punche Perú, no se termina de tener claridad sobre estos.
“Si no se voltean estas expectativas, es muy complicado que se vuelva a crecer a tasas de 4% o 5%. Dina Boluarte podría seguir siendo relacionada con la gestión de Castillo, y eso es una limitante. La mejor forma de cambiar expectativas es explicar un plan hacia 2024 y 2025, pues ya es difícil ver una elección pronto. El Gobierno debe salir a explicar más y mejor lo que hace y que no, cosa que no se está haciendo bien. Planes como Con Punche Perú que han pasado desapercibidos”, anotó el docente de economía de la Universidad del Pacífico.
¿Cuáles son los sectores empresariales más pesimistas?
A nivel sectorial, minería (50%) y construcción (42%) presentan una mayor proporción de empresas encaminadas a contraer sus inversiones en el presente año.
“El porcentaje de empresas que piensa contraer en minería es muy alto, considerando lo que (minería) significa para el crecimiento del PBI. Esto será determinante tanto para el 2023 y 2024″, anotó Parodi.
Analistas señalaron a Gestión que pese a las buenas perspectivas sobre el precio del cobre y su relación con la inversión en minería y en otros sectores, aún no hay certeza sobre si esta (vinculación) se cumpliría hacia adelante, pues hay baja confianza empresarial.
“El empuje que viene desde afuera con los precios de los minerales no se está viendo, pues aún hay mucho temor”, apuntó Jimenez.
La inversión minera tendría una tasa de crecimiento de -20% en el 2023, y la no minera también sería negativa, según Macroconsult. El BCR espera una caída de -16.7% y un crecimiento de 1.5%, respectivamente.
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El representante de Macroconsult dijo también que una menor inversión minera puede obedecer a cuestiones propias de cada operación y a la necesidad de reposición de maquinaria para la misma.
“Minería, independientemente de la situación, invierte alrededor de US$ 3,500 millones (al año), porque es un sector que necesita reposición de capital o modernizar su maquinaria. Como un todo, la inversión (minera) va a caer por la salida de Quellaveco, pero también hay temas específicos de la producción, y no vinculado a la volatilidad política, por las que se decide no hacer inversiones, por ejemplo en reposición“, indicó.
Jimenez refirió, asimismo, que la menor inversión en los demás sectores vinculados a la demanda interna, como manufactura, construcción, comercio y servicios, se relaciona directamente con la ralentización de la economía.
“La inversión en esos sectores puede pararse, porque no hay demanda dado que hay una economía menos dinámica. Empresas aguantan inversiones o serían montos más pequeños. Por qué se expandiría la planta si se vende lo mismo. Sectores como manufactura, que ya ha venido golpeado desde años atrás y que es altamente intensivo en mano de obra, tiene perspectivas pobres”, indicó.
Vinculado a lo anterior, los resultados de la encuesta también muestran que hubo un deterioro en los indicadores de inversión en todos los sectores (a excepción de comercio, en el que se mantuvieron) a 12 meses. A tres meses, el índice empeoró en minería, construcción y servicios.
Zona norte golpeada
Según la encuesta del BCR, a nivel regional, la zona norte registró un deterioro en la situación actual del negocio, nivel de demanda y órdenes de compra respecto del mes anterior. Ello estaría asociado a las lluvias e inundaciones ocurridas durante marzo.
Los indicadores de expectativas en la parte norte empeoraron para la economía, el sector y la contratación de personal a tres meses. Las expectativas sobre la economía a 12 meses pasaron a ser pesimistas, y solo seis de 18 indicadores están en el tramo optimista.
Eduardo Jiménez mencionó que aún no es seguro que la percepción de las empresas del norte mejore después de marzo, pues aún se está sujeto al escenario del Fenómeno de El Niño y el deterioro por las lluvias pasadas.
“La situación en el norte aún está en progreso, en abril seguro veremos expectativas muy malas, quizás hasta mayo. No es fácil decir que va a terminar ahora mismo, las perspectivas de El Niño global siguen hasta junio, y el calentamiento del mar sigue. Aún la situación climática es incierta”, sostuvo.
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Carlos Parodi, por el contrario, sí espera que los indicadores de expectativas para la zona norte se restablezcan en los siguientes meses.
“El norte es un región que apuesta mucho para inversión, por los emprendimientos, y que podría levantarse más rápido. Hay una mala lectura, pero sería temporal; deberían recuperarse (las expectativas) rápido”, anotó.
Preocupa pesimismo de corto plazo de las empresas
Los indicadores de perspectiva de las empresas a tres meses -considerando todas las regiones-, a excepción de demanda respecto de lo esperado, mejoraron en marzo, pero se mantienen pesimistas, según el documento del BCR.
“El indicador de economía a tres y doce meses está correlacionado con el comportamiento de los demás. En el muy corto plazo (a tres meses) aún están reacias las empresas, y con horizonte a un año ya son más positivas, cosa que con Castillo no se veía. No obstante, el hecho que no se salga del pesimismo en el horizonte a tres meses es preocupante, pues es la que más refleja las decisiones de inversión”, dijo Jimenez.
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Dato
- Las expectativas sobre la economía y el sector a tres meses se mantienen en tramo pesimista por 24 meses.