Cada mes, la agricultura peruana demanda un promedio de 34,000 toneladas de fertilizante nitrogenado, el cual era cubierto en un 69% por Rusia antes de que comenzara la invasión a Ucrania. El déficit que existe ahora busca ser cubierto con urea de Bolivia y Venezuela, aunque el gobierno de Pedro Castillo quiere ir más allá y ahora evalúa construir más de una planta petroquímica para abastecer de fertilizantes al mercado local.
“La construcción de plantas petroquímicas es un tema integral. Además de los fosfatos de Bayóvar tenemos el gas de Camisea, desde la alta dirección del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) se está priorizando la instalación de plantas petroquímicas para la fabricación de fertilizantes”, dijo Franklin Suárez, especialista de la Dirección General Agrícola y Agroecología del Midagri a Gestión.pe.
Como se recuerda, el presidente Pedro Castillo anunció en noviembre pasado la construcción solo de una planta para procesar los fosfatos de Bayóvar. En enero, se informaba que una consultora, en la que participa la FAO y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), estaría a cargo de elaborar el estudio de viabilidad económica del proyecto. El documento, que estará listo en junio, es clave para determinar si la construcción se ejecutará como obra pública o como asociación público-privada (APP).
Entre tanto, el titular del Midagri, Óscar Zea, ha tenido reuniones con empresarios chinos y coreanos para instalar la planta productora en un plazo de dos años, como él mismo lo informó. Gestión.pe supo que Samsung Engineering sería la empresa coreana con la que Zea se habría reunido.
“Hay varios empresarios extranjeros de China, Corea del Sur y Medio Oriente, con intereses para aportar con tecnología o parte del capital. Se va a convocar al sector privado”, mencionó Suárez, aunque indicó que también han tenido conversaciones sobre el proyecto con la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).
Para Sady García Bendezú, profesor principal del Departamento Académico de Suelos de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM), el gobierno peruano debería seguir el ejemplo de Argentina, país que -según su Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos- tiene cuatro principales plantas de fertilizantes que en conjunto producen más de tres millones de toneladas al año.
¿El gobierno también renegociará el contrato con Miski Mayo, que explota los fosfatos de Bayóvar? Aunque Suárez evitó responder, señaló -a modo personal- que el contrato firmado en el 2005 “es preocupante y con condiciones adversas para el país”. Justamente, la Fundación Comunal San Martín de Sechura, posesionarios legales de las áreas concesionadas, exigen que la empresa construya un puerto multipropósito y sincere el precio de exportación de la roca fosfórica.
Demanda local
Al año, Perú requiere de al menos 1.5 millones de toneladas de fertilizantes, de los cuales el 65% es de nitrogenados como la urea (sobre todo para pequeños productores), el 20% fósforo (roca fosfórica como de Bayóvar) y un 11% potásico (para el sector agroexportador). A nivel local, hay posibilidad de producir las dos primeras.
“Es importante comenzar con la construcción de una planta, como Bayóvar, pero hay que tener en cuenta que la agricultura peruana necesita más de nitrogenados, que requiere dos insumos fundamentales para su producción: aire y energía, que puede ser petróleo o gas. De este último tenemos reservas pero hay que llevarlo por ductos al eje de la costa porque ahí está el mayor consumo de fertilizantes nitrogenados”, explicó el profesor García Bendezú.
En esa línea, agregó que la planta de fosfatos debe quedarse en Bayóvar, pero la de nitrogenados debería ubicarse -para ser estratégicos- en Melchorita (entre Cañete y Chincha), Pisco (Ica) o incluso Lurín (sur de Lima). Estos son proyectos que tomarían más de dos años en completarse su infraestructura, sin contar lo que podría tardar el gobierno en el debate sobre una posible renegociación de los contratos gasíferos.
Cuidar la producción orgánica
En el corto plazo, como se mencionó líneas arriba, el gobierno busca cubrir la falta de fertilizantes con urea de países cercanos y, adicionalmente, con guano de isla que es administrada por el Proyecto Especial de Promoción del Aprovechamiento de Abonos Provenientes de Aves Marinas (Proabonos). La entidad ha señalado que para este 2022 quintuplicará el volumen que se comercializa.
Se trataría, sin embargo, de la sobreexplotación de un recurso no renovable, “es decir, un recurso frágil”. “Si explotamos este recurso a una tasa más rápida nos pasará como en el siglo XIX. Lo que puedo decir es que la explotación anual normal era de 20,000 toneladas porque respondía a una tasa de renovación de guano posible, pero si ahora quieren sacar más de 100,000 toneladas ¿tenemos la población de aves para producir el guano para el próximo año?”, cuestionó el docente de la UNALM.
En ese sentido, también recordó que el guano de isla estaba dirigido principalmente al 1.8% de la superficie agrícola donde se producen cultivos orgánicos como el cacao, café y plátanos. “Es posible que pueda haber problemas de abastecimiento para la siguiente campaña si no se hizo la evaluación adecuada”, advirtió.