Griselda Blanco fue una poderosa narcotraficante que aterrorizó Miami desde finales de los años 1970 hasta principios de los 1980. Netflix relata su historia en la miniserie “Griselda”, que cuenta con la dirección de Andrés Baiz, tiene como protagonista a Sofía Vergara y se estrenará el 25 de enero de 2024.
La colombiana que en su época de apogeo obtuvo una fortuna de 1.500 millones de dólares era conocida en el mundo del hampa como la ‘Viuda Negra’ o la ‘Madrina de la cocaína’. El primer apodo se debe a que se deshizo de cada una de sus parejas y el segundo sobrenombre surge debido a que le gustaba mucho la película “El padrino” y se refería a sí misma como ‘La madrina’.
Entonces, ¿quiénes fueron los esposos de Griselda Blanco, que empezó en el mundo del crimen organizado a sus 11 años y quiénes son sus hijos?
Según se detalla en el libro biográfico “Cocaine Cowgirl” de Jennie Erin Smith, Griselda Blanco escapó de su casa a los 14 años y se casó con Carlos Trujillo, un falsificador de documentos, con el que viajó a Estados Unidos en 1964 y se estableció en Queens, Nueva York.
Con ese hombre tuvo a sus tres primeros hijos: Dixón, Uber y Osvaldo. Carlos Trujillo murió pocos años después de cirrosis. No obstante, se cree que la “Viuda negra” fue la artífice de su deceso.
Poco después, Griselda Blanco se casó con Alberto Bravo, un contrabandista que la vinculó con el tráfico de cocaína. La pareja comenzó su imperio de contrabando bajo la fachada de una empresa importadora. La droga era transportada en la ropa interior de las mujeres que utilizaban como “mulas”.
En abril de 1975, Griselda Blanco fue acusada de cargos federales de conspiración de drogas junto con treinta de sus subordinados, pero escapó a Colombia, donde asesinó a Bravo. Aunque en el enfrentamiento resultó herida, sobrevivió y tomó el control total del imperio.
En 1978, Griselda Blanco se casó con el asesino Darío Sepúlveda, con quien tuvo un hijo al que nombró Michael Corleone Blanco, en honor a su película favorita. El matrimonio se traslada a Miami para retomar sus negocios. La “Madrina de la cocaína” no fue detenida debido a que su rostro cambió mucho por su adicción al basuco.
En 1983, Sepúlveda regresó a Colombia y se llevó a su hijo, lo que motivó a Blanco a dar la orden de asesinarlo.
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