Las carnicerías alemanas independientes se han visto amenazadas por las grandes ofertas que ofrecen los supermercados. Se critica la procedencia y calidad de los productos que ofrecen las grandes cadenas.
En Alemania un pollo para venta se cría entre 28 y 34 días, mientras que en una carnicería independiente el animal es críado durante 94 días, casi el triple de tiempo más para que tenga tiempo de crecer, engordar y madurar.
Más tiempo y espacio se traducen en una carne más cara que la que venden los supermercados.
Esto hace que la competencia sea feroz y que el número de carnicerías independientes disminuya cada vez más en el país, ya que no se hace rentable.