Redacción Gestión

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Estos días he estado haciendo pequeñas encuestas a mis seguidores en Twitter, las cuales han arrojado algunos datos interesantes. La más reciente fue: ¿piensas que invertir con éxito es complicado?

Más de 41% de la gente me contestó: "Sí, es sólo para profesionales". Aunque no esperaba un número tan alto de respuestas en este sentido, debo reconocer que tampoco me sorprendió. Muchas personas piensan que invertir bien es difícil.

En realidad no lo es. De hecho, eso es lo que la industria financiera quiere que pensemos, porque de esta manera nos pueden vender productos sencillos o empaquetados que a ellos les generan altas ganancias, mientras que a nosotros nos perjudican.

La industria maneja siempre términos complicados o rimbombantes como: "La Bolsa ha tenido un comportamiento lateral debido a la caída en los indicadores de empleo en Estados Unidos contrastado con un crecimiento económico menor al esperado en China". Claro que uno no puede entender esto a menos que sea economista.

El hecho es que hay demasiado ruido en información económica y financiera. Las notas y los reportes que sacan las áreas de análisis de los bancos y casas de Bolsa parecen siempre enfocarse en el corto plazo.

"Han cambiado las perspectivas de las tasas de interés, por lo cual sugerimos vender bonos de largo plazo y concentrar carteras en plazos no mayores a un año", se lee.

Nos incentivan, con esto, a hacer movimientos en nuestra cartera porque de esta manera ellos cobran comisiones. Así, los asesores siempre buscan recomendarnos rotar nuestra cartera: comprar una acción que tiene perspectivas favorables y nos sugieren vender otra para tomar utilidades.

Muchas personas creen que eso es invertir y buscan hacer lo mismo. Preguntan si es bueno hoy invertir en oro o si recomiendo comprar dólares. Me piden mi opinión sobre si será mejor comprar bonos (tasa nominal) que Udibonos, ambos al mismo plazo. Quieren conocer qué acciones se desempeñarán mejor en lo que resta del año.

La verdad es que por más análisis que uno haga, las perspectivas económicas pueden cambiar significativamente de un día a otro.

Lo vimos con el Brexit: nadie esperaba que el Reino Unido votara por su salida de la Unión Europea. Lo hemos visto con crisis financieras y con los ciclos económicos que se mueven cada día a una velocidad distinta.

Cuando uno tiene esto claro, y quiere evitar el riesgo de equivocarse, cambia su manera de conceptualizar el mundo de las inversiones. Uno puede diseñar un portafolio de inversión diversificado, que tome en cuenta su horizonte de inversión y tolerancia al riesgo.

Por ejemplo: si uno quiere invertir para crear un patrimonio a largo plazo (10 años o más) y tiene un perfil de riesgo moderado, puede decidir hacer un portafolio 60% en instrumentos de deuda y 40% en renta variable.

Puede hacerlo de manera diversificada sólo con dos instrumentos: uno que replique el índice de la Bolsa Mexicana de Valores y otro que replique un índice de instrumentos de deuda de largo plazo (por ejemplo, el de Udibonos).

Claro, uno podría sofisticarse más y crear un portafolio que invierta 20% en el Índice S&P 500 de Estados Unidos (o uno de "mercado total" que incorpora acciones de pequeña y mediana capitalización), 15% en mercados desarrollados (fuera de Estados Unidos) y 5% en mercados emergentes, más la parte de bonos que se puede diversificar 20% en México en instrumentos gubernamentales de largo plazo, 10% en bonos de mercados desarrollados y 10% en bonos de mercados emergentes.

Esto se puede lograr fácilmente con cinco o seis instrumentos indizados y a muy bajo costo.

De esta manera, el inversionista únicamente se tiene que preocupar por mantener el balance de su portafolio (hacer un rebalanceo una vez al año) e invertir en él de manera regular, para potenciar el crecimiento de su patrimonio.

La clave está en diseñar el portafolio con las ponderaciones que le funcione a cada quien, de acuerdo con sus objetivos y tolerancia al riesgo.

Es cierto, en el largo plazo habrá muchos vaivenes económicos, turbulencias financieras, pero también periodos de bonanza. El secreto está entonces en seguir el plan con disciplina y nunca especular, porque esto es lo que nos hace cometer errores y correr un riesgo mucho mayor.

Diario El Economista de MéxicoRed Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)

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