Personas con mayor capacidad cognitiva tienden a tomar mejores decisiones financieras, debido a que son más sólidas en aceptar responsabilidades financieras.

En el marco de la primera Convención Nacional de Afores, María José Roa, investigadora del Centro De Estudios Monetarios Latinoamericanos (Cemla), indicó que, con base en investigaciones muy recientes, aquellas personas que tienen mayores niveles de inteligencia, medidos a través de test, tienen unas finanzas saludables.

Este tipo de personas suele tener actividad en el mercado de acciones, mejor manejo del crédito, mayor diversificación de portafolio, menor riesgo, ganancias superiores y errores financieros mínimos.

Sin embargo, la experta indicó que la toma de decisiones financieras (ahorrar para el retiro, solicitar créditos o invertir en los mercados financieros) no sólo depende de nuestras habilidades cognitivas sino de cómo somos.

En ese sentido, José Roa explicó que el comportamiento financiero de los individuos depende más de aspectos psicológicos que de la información y formación que poseen.

"Y el cómo somos lo medimos con nuestros rasgos de personalidad. Los psicólogos lo traducen como patrones relativamente duraderos de pensamientos, sentimientos y comportamientos que reflejan la tendencia de responder de cierta forma bajo circunstancias específicas", abundó.

Estos patrones pueden ser más fáciles de alterar que las habilidades cognitivas, pues éstas se determinan alrededor de los ocho años de edad y, como máximo, en la adolescencia.

En este sentido, la investigadora del Cemla indicó que los programas de inclusión financiera deben de ser rediseñados para que las personas trabajen en estos aspectos en beneficio de sus finanzas personales.

"El objetivo es cambiar a comportamientos financieros saludables, es decir, ahorrar para el retiro, no endeudarse más de lo que uno puede, pagar los créditos y ahorrar en el día a día", comentó la experta.

También, reconoció que el proceso de la toma de decisiones financieras debe ser accesible, pero el lenguaje que ocupa la mayoría de las entidades financieras suele ser muy complicado para la media de la población.

Citando algunos autores, la especialista recomendó el uso de eslóganes fáciles de entender, disminuir el número de opciones y buscar el asesoramiento personalizado en lugar de información aislada y confusa para introducir de mejor manera la educación financiera.

Por su parte, Úrsula Heimann, experta en fortalecimiento e inclusión financiera, comentó que la educación financiera no sólo se trata de transmitir conocimientos, sino de generar hábitos, como el ahorro diario para el retiro.

Además, recomendó elaborar estudios y evaluaciones en el país sobre cultura de ahorro para el retiro de la población, estudios sobre grupos poblacionales específicos, como lo son los jóvenes, mujeres y dueños de pymes, así como desarrollar proyectos de inclusión financiera desde todos los frentes.

No se recurre a asesores

Las personas acuden principalmente a fuentes de información informales a la hora de tomar sus decisiones financieras.

Se observa, de manera recurrente, que la gente toma este tipo de resoluciones con base en la información que les dan su familia, amigos o incluso compañeros del trabajo, indicó María José Roa.

Una muestra de ello es el reciente estudio "Bridging the financial knowledge gap for all generations" de Principal Financial Group y The Center for Generational Kinetics, en él los encuestados (la mayoría millennials) refirieron a sus padres como su fuente de consejo financiero preferida, por encima de los asesores financieros.

Atajos que afectan la educación financiera

Para la investigadora del Cemla, existen cuatro aspectos o "atajos" que afectan la educación financiera.

"En general las personas tenemos una racionalidad limitada, que hace imposible analizar toda la información disponible. Las personas lo que hacen es tomar atajos", comentó.

El primero de ellos es la disonancia cognitiva con la cual rechazamos la información que nos pone en conflicto. "Buscamos información que sustenta lo que pensamos", explicó.

La ilusión de conocimiento sobre todo lo necesario es el segundo atajo. El siguiente aspecto es la conformidad de grupo: hacemos lo que hace la mayoría y tomamos decisiones con esa visión.

Por último se encuentra el exceso de confianza, lo que nos lleva a invertir en activos peligrosos.

Actores importantes –estrategias coordinadas

Gobierno: políticas públicas y educación pública.Proveedores de servicios: financieros diversificados y adecuados.Medios y actores del ámbito educativo: intervenciones de educación financiera adecuada.Consultores, asesores, etcétera: diseño de estrategias y asistencia técnica en inclusión y educación financiera.Población general: desarrollar hábitos de ahorro y prevención.