Redacción Gestión

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La liquidez es un concepto esencial en las finanzas personales. Liquidez es un término que se utiliza para describir qué tan fácil es convertir nuestros activos en efectivo, para cubrir nuestras obligaciones.

Desde luego el activo más líquido es el efectivo dinero que ya tenemos en mano seguido por el saldo en una cuenta de cheques o ahorro, que es accesible en el momento en que lo requerimos. Por el contrario, los bienes raíces o los negocios son activos poco líquidos, porque puede tomar meses e incluso años venderlos.

Para entender la importancia de la liquidez en nuestras finanzas personales, veamos un ejemplo sencillo. Imaginemos que tenemos una posición patrimonial bastante sólida. Activos por 5 millones de pesos y deudas por 500,000 pesos. Nuestro patrimonio sería entonces, la diferencia entre lo que tenemos y lo que debemos, es decir, 4 millones 500,000 de pesos. Es un patrimonio, sin duda, bastante sólido.

Ahora pensemos que nuestros activos, los 5 millones, representan el valor de nuestra casa. No tenemos ni un peso en el banco y mañana se vence el plazo para pagar la deuda de 500,000 pesos.

Aunque nuestro patrimonio sea sólido, estaríamos metidos en un serio problema financiero, causado por una importante crisis de liquidez. A pesar de tener el patrimonio, no tenemos manera de pagar esa deuda mañana porque nuestros activos no están disponibles. No son líquidos.

¿Qué podría pasar? Muchas cosas malas. Cargos moratorios, el reflejo del incumplimiento en nuestro historial crediticio y una línea de crédito congelada. Dependiendo del caso, nuestros acreedores podrían hacer exigible el adeudo por la vía judicial.

Por eso la liquidez es tan importante. La falta de ella puede afectar a las personas de distintas maneras. Esto significa que el tener la totalidad de nuestro dinero invertido es una mala idea, siempre debemos contar con una cantidad suficiente disponible.

¿Qué puede provocar la falta de liquidez? Entre otras cosas, lo siguiente:

No podríamos enfrentar una emergencia

Muchas veces he hablado de un fondo para emergencias y de su importancia. Ése es dinero que se debe mantener líquido, accesible: debe estar ahí cuando lo necesitemos. Ése es el problema de muchísimas personas que lamentablemente tienen que echar mano del crédito más caro por la urgencia (generalmente a través de un préstamo de nómina o personal, o bien, simplemente de la tarjeta de crédito).

Si la razón por la cual no cuentan con un fondo para emergencias es porque ya están endeudadas, como gran parte de la clase media mexicana, entonces su situación al tener que incrementar esa deuda empeora automáticamente. Se hace más grande.

El crédito no es para emergencias, aunque nos hayan hecho pensar de otra manera.

Obligados a vender en el peor momento

Esto le ha pasado a muchas personas: piensan que todo va bien, invierten todo su dinero en una casa o en acciones, buscando el mayor rendimiento posible, o en oro, creyendo que es seguro (cuando en realidad su comportamiento es más volátil que las propias acciones). De repente viene un gran revés: pierden su trabajo o tienen algún accidente y se ven obligadas a vender en ese instante y se ven atrapados por la llamada ley de Murphy: cuando el mercado está en su nivel más bajo o tienen que malbaratar su casa para venderla de urgencia.

Podríamos perdernos de una gran oportunidad

A veces las oportunidades vienen cuando menos las esperamos. De hecho, muchas de las grandes fortunas se han hecho en momentos de crisis: cuando los mercados están en picada, todo mundo entra en pánico, quiere vender casi a cualquier precio.

Momento de comprar, claro, siempre que tengamos dinero disponible para hacerlo.

En la siguiente entrega hablaremos de cuánta liquidez necesitamos.