Redacción Gestión

redaccion@gestion.pe

Nueva York (AP).- En la Ciudad de no hay modo de escapar a la presión para ser más alto y más delgado, ni siquiera para los edificios.

Los cambios en tecnología y materiales de construcción en los últimos años han permitido construir torres esbeltas que están entre las más altas del mundo. Y algunas de estas construcciones empezarán ahora a transformar el emblemático horizonte neoyorquino.

Por ahora, la más delgada es la recién completada torre del 432 de Park Avenue. La columna de blanco brillante, justo al sur de Central Park, mide 425 metros (1,396 pies), pero cada lado mide solo unos 28 metros (93 pies) de ancho. Ver fotos.

[Etiqueta]

Eso es más alto que el Empire State, pero tan ancho como el largo de una cancha de baloncesto.

Apenas a unas cuadras de distancia, se está preparando la c*onstrucción de otra y torre que podría ser la más delgada del mundo*. La torre, en la 111 Oeste con la calle 57, mediría unos 426 metros de alto y unos 18 metros de ancho.

Esa diminuta superficie sobre plano marca un gran contraste con los grandes rascacielos del pasado. La base del Empire State, por ejemplo, ocupa una cuadra entera de la ciudad.

[Etiqueta]

"Es una combinación de avances que nos permite construir", señaló Ahmad Rahimian, director en Estados Unidos de construcción de edificios en WSP Parsons Brinckerhoff, una firma de ingeniería que ha trabajado con esta clase de proyectos.

El experto señaló al concreto y acero de gran fuerza, que no estaban disponibles hace un par de décadas y pueden soportar más niveles de estrés, así como a avances en la computación que mejoran el modelaje y las simulaciones de construcción, y mejoras en dispositivos de amortiguación que contrarrestan las oscilaciones. En los edificios de gran altura se emplean estos dispositivos para ayudar a controlar cómo se mueven las estructuras con el viento y hacerlas más cómodas para la gente que está dentro.

No es solo la ingeniería lo que impulsa la carrera por las torres más delgadas. En la ciudad de Nueva York hay en estos tiempos muy poca tierra disponible para construir. Comprar todo un bloque para construir un gran rascacielos tendría un precio prohibitivo.

[Etiqueta]

"Lo que ocurre ahora mismo en Nueva York es bastante único", dijo Antony Wood, director ejecutivo del Consejo de Edificios Altos y Hábitat Urbano, un grupo que estudia y fomenta los edificios altos.

Según el recuento del grupo, ahora hay 101 rascacielos de gran altura en el mundo, 51 de ellos construidos en los últimos cinco años. Esa definición se refiere a bloques de 300 metros o más.

Se espera que para 2020 haya otras ocho de estas construcciones en la ciudad de Nueva York, entre edificios de oficinas y residenciales. Se han propuesto otros 10 por lo menos, incluido el primero fuera de Manhattan. Ese proyecto presenta un edificio de 73 plantas en el centro de Brooklyn, que con su altura prevista de poco más de 2304 metros (1,000 pies) superaría con mucho a todos los demás del barrio.

[Etiqueta]
[ Así luciría la futura torre más delgada del mundo en Brooklyn. ]

Se espera que los precios en estos edificios sean tan altos como las vistas. Un apartamento de tres habitaciones en el 432 de Park Avenue se ofrece ahora por 17.75 millones de dólares. Un ático se vende por 75.5 millones de dólares.

No todo el mundo está encantado con las nuevas incorporaciones al paisaje. Algunos dicen que el público debería tener una voz en la altura a la que se puede construir, y que la ciudad debería estudiar si las ordenanzas por zonas que los permiten deberían revisarse.

"No es solo un edificio de gran altura", dijo Gina Pollara, presidenta de la Sociedad Municipal de Arte de Nueva York. "¿Qué significa esto para el paisaje? ¿Cuánta sombra habrá, cuánta luz solar habrá? Estas son la clase de cosas que no se están debatiendo".

Carl Weisbrood, presidente de la comisión de planificación urbana de la ciudad, no estaba disponible para comentar estos edificios. En sus declaraciones ante el Consejo de Edificios Altos y Hábitat Urbano, admitió que hay tanto orgullo en el paisaje como temor a que levantar bloques más altos afecte a la luz solar y a la posibilidad de que algunos edificios señalados se vean empequeñecidos, y "es nuestra responsabilidad en el gobierno alcanzar el equilibrio adecuado".