A través de un articulo del WEF da cuenta que para la  la alfabetización financiera no es solo tener conocimientos financieros.

Incluye también poseer las capacidades, aptitudes, habilidades, comportamientos y racionalidad que permitan tomar decisiones acertadas para el bienestar financiero individual.

Varias encuestas de alfabetización financiera llevadas a cabo a nivel mundial () ponen de relieve la necesidad de mejorar los niveles de educación en materia financiera, tanto en la población joven como en la adulta. La OCDE lleva años alertando de la falta de cultura financiera, principalmente en países como España, donde los estudios demuestran que el nivel de conocimiento financiero se encuentra por debajo la media.

Hay dos bienes con los que los humanos nos relacionamos cada día: la comida y el dinero.

Nos educan y nos enseñan para saber cómo debe ser una dieta sana y equilibrada, pero parece ser que hay carencias en la educación en finanzas. Cada vez se ahorra menos y un elevado porcentaje de la población solo se preocupa por lo que debe pagar hoy, sin tener en cuenta una planificación financiera a medio y largo plazo.

Generalmente, la manera de entender y de relacionarse con el dinero se aprende a lo largo de la vida fijándose en el ejemplo de figuras clave, que pueden ser padres, profesores u otras personas de referencia.

Por eso la educación financiera debe comenzar en la familia, continuar en la escuela e ir más allá, incluso en los estudios superiores, porque la relación con el dinero no acaba nunca.

Así como se enseña a reciclar o a tener una buena alimentación, también se debería aprender a valorar el dinero, a cómo ahorrar y cómo invertir.

Consejos para los más jóvenes para alcanzar su libertad financiera:

  1. Aprende a valorar el dinero. Es frecuente dar poco valor a lo que nos regalan. Cuando te regalen algo, pregúntate cuántas horas deberías trabajar para conseguirlo tú mismo.
  2. Sigue la regla del 20-10-10-50-10. Es decir, cuando obtengas algún dinero, destina 20% a tus ahorros, 10% a tu formación (un libro, algún hobby), 10% a darte algún capricho, 50% para cubrir tus gastos habituales y el 10% restante dónalo a alguna causa en la que creas.
  3. Busca maneras divertidas de ahorrar. Si metes en una hucha las monedas sueltas que vas acumulando, al cabo del tiempo te puedes llevar una agradable sorpresa.
  4. Administra bien tu dinero. Planifica tus gastos a partir del dinero que recibas cada mes (bien sea de tu paga o de algún pequeño trabajo que tus padres te autoricen a realizar).
  5. Revisa y controla tus ahorros. Salvo la hucha para las monedas sueltas, ten un control estricto del dinero que tienes ahorrado (especialmente si de vez en cuando tiras de él para darte un capricho).
  6. Ponte objetivos financieros y se perseverante. “Voy a ahorrar para comprarme una bicicleta”, o simplemente para ir haciendo un pequeño colchón para más adelante.
  7. Piensa en aquello que realmente disfrutas hacer y plantéate crear tu propia empresa. Si siempre trabajas por cuenta ajena, tus ingresos siempre estarán limitados.
  8. Fórmate en educación financiera. Aunque seas “de letras”, eso te ayudará a tomar mejores decisiones financieras.
  9. Gasta e invierte con sabiduría. No pagues de más por un capricho pasajero y, si compras algo importante (un ordenador, la bici, una cámara…), asegúrate de que estás pagando el menor precio posible por la mejor calidad que te puedes permitir.
  10. Vive el fracaso como un aprendizaje y no como un error. A veces te equivocarás al tomar decisiones, pero seguro que esa mala experiencia luego te será útil porque de todo se aprende.

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