Redacción Gestión

redaccion@gestion.pe

Cuando hablamos de comportamiento compulsivo usualmente lo hacemos en dos extremos: o lo asociamos con patologías definidas, que generan graves afectaciones a la vida cotidiana de las personas al incidir en su capacidad para tomar decisiones, o trivializamos al referirnos a conductas sobre las cuales queremos poner énfasis en su frecuencia o intensidad (por ejemplo, "es un lector compulsivo").

Sin embargo, hay conductas compulsivas que sí perjudican a la vida cotidiana y que, a menos de que sean extremas, pueden pasar relativamente desapercibidas y, por ende, sin movernos a una acción para su restricción. Una de éstas se refiere a las decisiones de compra y a cómo podemos incurrir en conductas compulsivas, ya sea frente a estímulos del entorno, como a condiciones culturales y de la propia personalidad.

Hoy, particularmente resulta relevante cómo, respecto de los jóvenes, se están observando en muchos estudios de diferentes países conductas compulsivas en su comportamiento de compra, los cuales son multifactoriales; por ello resulta relevante entenderlos a mayor profundidad.

Un problema que distingue nacionalidadesEn el artículo "The effect of deals and moods on compulsive buying in young adults", de Pandey y Devasagayam, publicado hace algunos meses en el Journal of Consumer Behavior, se detallan los resultados de un estudio comparativo de jóvenes de dos países de condiciones económicas, e incluso culturales, diferentes: Estados Unidos e India.

El estudio parte de identificar la conducta compulsiva como aquella que se realiza incluso en contra de la voluntad consciente del individuo y que es dirigida por un sentido de urgencia que finalmente daña al propio individuo (definición de la Asociación Americana de Psiquiatría).

Se refiere que distintas culturas tienen patrones de comportamiento diferenciados cuando se refiere a compulsiones de compra. Algunas tienen una capacidad de control menor y se les denomina "culturas de indulgencia", mientras que aquellas que tienen mayor capacidad de control se les describe como "culturas de restricción o autocontrol".

La investigación muestra que la cultura india es de restricción, mientras que la de Estados Unidos es de indulgencia; pese a lo cual es posible encontrar un crecimiento de la compulsión de compra también entre los jóvenes indios.

Se encontró que, si existen elementos culturales en el caso de la población de jóvenes de India que producen un mayor efecto de control, incluso en presencia de ofertas, no desaparecen del todo los efectos en la generación de patrones de compra compulsiva.

En el caso de Estados Unidos, cuya sociedad de jóvenes en sectores medios pudiese ser más equiparable con la sociedad mexicana, sí se encontró que existe un factor de refuerzo que vincula por un lado una conducta más orientada hacia la autoindulgencia, con los efectos combinados de estado de ánimo y de presencia de ofertas, que en conjunto incrementan sustancialmente la orientación de compra compulsiva de los jóvenes.

Sin ahorros y cada vez más endeudados

Más allá del entendimiento científico de estos patrones, el tema es relevante porque en México, al igual que en otros países, los patrones de compra compulsiva empiezan a provocar efectos negativos, primero al impedir la concreción de conductas favorables de ahorro y, en segundo término, al exacerbar el uso de mecanismos de deuda de corto plazo para satisfacer los patrones de compulsión de compra.

Si no encontramos mecanismos de información y generación de hábitos de autocontrol y restricción de indulgencia, que ayuden a los jóvenes a resistir esta combinación de factores (cultura de indulgencia, efectos de personalidad y presencia de estímulos mercadológicos), enfrentaremos una crisis futura de jóvenes endeudados en los que se presenten además patrones de remordimiento e insatisfacción, de acuerdo con la investigación.

Diario El Economista de MéxicoRed Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)