“Los turistas no vienen a probar un lomo saltado con vinos de sus países. Lo correcto sería ofrecer un maridaje con etiquetas de aquí”.
“Los turistas no vienen a probar un lomo saltado con vinos de sus países. Lo correcto sería ofrecer un maridaje con etiquetas de aquí”.

Desde el siglo XVI al XIX, el Perú fue el principal productor de uva y vino en Sudamérica. Sus viñedos abastecían el consumo interno y el de la región. En la actualidad, no obstante, las estadísticas nos golpean en ese orgullo pasado e histórico.

“El consumo per cápita del peruano es de 1.8 litros por año”, sostiene Pedro Cuenca, sommelier y propulsor de esta bebida. “Se mantiene un crecimiento de 0.2% anual, por varios factores”, agrega, optimista.
Sin embargo, hay desafíos pendientes para que ese crecimiento sea mayor y más rápido.

El primero de ellos es hacerle entender al consumidor que existe un mundo por descubrir más allá del borgoña.

“El borgoña nos desprestigia frente a competidores de Argentina, Chile o España. Para empezar, no es vino, sino un derivado”, sostiene José Antonio Olaechea, presidente del directorio de Viña Tacama. Y es que de acuerdo a cifras del ejecutivo, el 75% del consumo lo tiene este tipo de uva.

“El problema es que los productores elaboran lo que pide el público. Y al peruano le gusta el vino dulce, suave”, afirma Claudio Barría, enólogo de Intipallka.

Entonces, ¿cómo hacer para que otras variedades que crecen en los diversos terruños del Perú sean conocidas? Lo primero es educar.

Oportunidades

gastronomía ha creado una demanda por el vino peruano”, señala Barría. En el panorama actual, con el Perú como atracción para turistas gastronómicos, el vino, más que el pisco, sería el acompañante ideal de nuestros platos.

“Españoles, argentinos o franceses no vienen a probar un lomo saltado con vinos de sus países. Lo correcto sería ofrecer un maridaje con etiquetas de aquí”, indica Cuenca.

Coincide Olaechea. “Hay una percepción de que el vino peruano es malo y algunos cocineros no quieren asociarse”, lamenta el directivo.
Otra opción para educar al consumidor es vincular la vitivinicultura con el turismo. El enoturismo ya se desarrolla con éxito por algunas bodegas en el valle de Ica, por ejemplo. “Hemos pasado de 20,000 a 150,000 turistas”, refiere Olaechea.

Recomendaciones

El precio de un vino seco del Perú está entre los S/ 42 y S/ 62, de acuerdo a Lyris Monasterio, responsable de bodega de Roca Rey Asociados. Otras opciones de alta gama también pueden llegar a los S/ 100.

A quienes deseen comenzar a probar, la enóloga recomienda Plenilunium Luna Negra (de la bodega Roca Rey), Don Manuel Petit Tannat (de la bodega Tacama), Vittoria Sauvignon Blanc (de Tabernero), Malbec Intipallka (de Queirolo) y Picasso Tempranillo Crianza (de Bodega Vista Alegre).

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