En lugar de encerrarse entre paredes de concreto, el gerente general de Oriflame, Camilo Macía, se rodea por ventanas en su oficina. Quiere mostrarse cercano y disponible para atender a sus colaboradores.

El ejecutivo colombiano se alejó dos años de la empresa en la que hoy trabaja, pero cuenta que regresó a ella en búsqueda del salario emocional correcto.

¿Cómo fue el cambio de vida de Colombia a Perú?
Fue bueno para mi familia y para mí. Ya había pasado la curva de aprendizaje cultural porque antes había vivido fuera de mi país. Algunas ciudades tienen problemas como el tránsito, por ejemplo, pero debes afrontarlos con actitud positiva.

En una empresa que se dirige a la mujer, ¿qué destaca de las peruanas?
Su belleza, inteligencia y ganas de salir del antiguo esquema machista.

¿Qué tipo de jefe se considera?
Soy una persona abierta que cree en su equipo. La mejor decisión se toma analizando distintos puntos de vista. No soy de imposiciones, sino de sueños. Por eso, uno de nuestros objetivos a largo plazo es que el tiempo de nuestros empleados en la empresa sea el mejor de sus vidas profesionales.

¿Cómo trabaja en la integración cultural del equipo?
Organizamos reuniones y comités plurales, donde todos tienen derecho a opinar. Eso nos involucra y motiva a aportar al grupo. Además, las capacitaciones nos humanizan mucho y logran que entendamos la perspectiva de quien está sentado detrás del computador.

¿Qué es lo más difícil del trabajo en equipo?
Que todos estén concentrados en el mismo objetivo de la reunión, con la computadora y el celular apagados. A veces es mejor no estar todo el tiempo­ ­conectado porque resta productividad.

¿Cómo es su rutina de trabajo?
Me levanto a las seis de la mañana, llevo a mi hijo al colegio, hago ejercicio y vengo a la oficina. Tengo varios comités por teléfono o chat. Dos o tres días hago trabajo de campo. Mi agenda está organizada hasta los próximos tres meses de lo que voy a hacer cada día, casi todas las horas.

¿Cómo logra el balance entre el trabajo y su vida personal ?
Por las noches paso tiempo con mis hijos. Y los fines de semana salgo a comer con mi esposa. La vida en pareja es igual de importante que la de papá o gerente.

¿Qué deporte practica?
Juego tenis y comparto un entrenador personal con mi esposa. Cuando viajo siempre llevo un par de zapatillas en la maleta y corro aunque sea media hora.

¿Hace cuánto tiempo practica tenis?
Aprendí a jugarlos a los cinco años. Perdí un torneo a los doce y no volví a jugar, pero lo retomé a los 18 años y me dije: “Voy a seguir compitiendo, pero con otra óptica”.

¿En qué consiste?
Entender que la competencia es contigo mismo. El contrincante sirve para que tú cometas errores y aprendas de ellos. La vida es como el tenis. Si hiciste mal un saque, debes entrenar hasta corregir el golpe.

¿Quién es su jugador favorito?
Novak Djokovic. También me gusta Roger Federer, es increíble que sea el número uno a su edad. Pero me gusta la historia de Djokovic. Su país se desbarató y él emigró. Desde entonces su vida ha estado plagada de puras victorias con esfuerzo y disciplina.

¿Se reconoce en Djokovic?
Es un ejemplo de vida y su carrera no está manchada de escándalos. Al principio lo traicionaba su carácter. Era tan apasionado que si perdía, botaba una bola o rompía la raqueta. Con el tiempo aprendió que la derrota era parte del proceso. A nadie le gusta perder, y a mí menos.

¿Qué lecciones ha aprendido en su experiencia como gerente?
Fui gerente por primera vez a los 24 años. Pensaba que mi equipo debía ser una réplica de mi energía y ambición. A los 30 años entendí que cada uno tiene una motivación distinta.