FOTO 12 |   Exija información clara sobre las escalas de los vuelos, tarifas aeroportuarias, límite de equipaje, prendas adecuadas, distancias al hotel de destino, entre otras.
FOTO 12 | Exija información clara sobre las escalas de los vuelos, tarifas aeroportuarias, límite de equipaje, prendas adecuadas, distancias al hotel de destino, entre otras.

El skiplagging (saltarse vuelos) es una práctica conocida desde hace tiempo: gracias a esta técnica es posible viajar más barato en avión. En muchos viajes ir de A a B es más caro que ir de A a C con escala en B, así que los usuarios optan por esa última opción y no utilizan el último vuelo de B a C.

Curiosamente las mismas aerolíneas que establecen esas tarifas con misteriosos algoritmos para maximizar beneficios ahora culpan a los usuarios de aprovecharlas. 

En noviembre del 2014, la aerolínea United Airlines y Orbitz Worldwide demandaron a Aktarer Zaman, el creador de Skiplagged.com, una pequeña startup que ayudaba desde hacía meses a viajeros a "hackear a las aerolíneas" y aprovechar sus misteriosos sistemas de tarificación de vuelos encontrando ofertas especiales a través de las tarifas con las llamadas "ciudades ocultas".

El sistema era conocido desde hacía mucho tiempo por parte de aerolíneas y agencias de viajes, pero el público general no conocía demasiado esta práctica.

Si un viajero en Europa quería ir de Madrid a París es posible que le cobren un precio de 200 euros, pero lo curioso es que si iba de Madrid a Munich —un caso supuesto— vía París el viaje podría salir por 150 euros. Lo único que tendría que hacer es no coger el vuelo de París a Munich, porque su destino real sería la capital gala.

Aktarer descubrió el truco y creó un servicio que ayudaba a encontrar ese tipo de viajes, algo que enfadó mucho a las aerolíneas y a las agencias de viaje. De repente se encontraban con un problema que ellas mismas habían creado, y empezaban a actuar para tratar de poner límites claros a esa práctica, informó el portal .

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Ventajas y desventajas del skiplagging
El descubrimiento de este tipo de sistema ha hecho que muchos viajeros aprovechen el skiplagging para ahorrar dinero en sus viajes. Esa es la principal ventaja de una práctica que se ha vuelto cada vez más frecuente y contra la que las aerolíneas han empezado a combatir de forma activa.

Lo han hecho con prohibiciones explícitas en sus términos de uso, y en caso de detectar que pierdes vuelos a propósito pueden denegarte las millas de tu tarjeta de fidelización, no vendiéndote billetes en el futuro o incluso exigiéndote el pago del billete original que te llevaría de A a B (y no el de A a C pasando por B que has pagado más barato).

Esas amenazas se unen a las desventajas prácticas de la técnica. No se puede facturar equipaje porque lógicamente tus maletas irían hasta el final del trayecto, y debes usar la técnica solo en el viaje de vuelta porque las aerolíneas cancelan el billete si no apareces en el último embarque. Y aún así el ahorro suele ser tan notable que esta práctica no ha hecho más que extenderse como la pólvora.

Demanda de Lufthansa
Saltarse vuelos sigue estando a la orden del día, y ahora ha sido Lufthansa la que está tratando de combatir esta técnica. Demandó a uno de sus pasajeros que reservó un billete de Oslo a Seattle pasando por Frankfurt. No cogió el segundo vuelo desde Frankfurt a Oslo, sino que acabó reservando otro vuelo de Lufthansa de Frankfurt a su residencia a Berlín.

Para la aerolínea esto es una clara violación de sus términos de uso, y exigió que el pasajero pague una multa de 2,112 euros en compensación. Una corte judicial en Berlín desestimó la demanda en diciembre, pero Lufthansa apeló y la batalla legal culminó en una petición de Aktarer Zaman de donaciones para poder pagar la ayuda legal. Necesitaba US$ 10,000 y las donaciones ascendieron a 81,000. Miles de viajeros lo respaldaron.