Imagen de la nueva Infinity Pool & Lounge que estrena el Hotel Arts de Barcelona, con vistas al escultural pez dorado de Frank Gehry. (Foto: Expansión)
Imagen de la nueva Infinity Pool & Lounge que estrena el Hotel Arts de Barcelona, con vistas al escultural pez dorado de Frank Gehry. (Foto: Expansión)

Un espejismo que cautiva. Las llamadas , vanishing edge pools o negative edge pools, es decir, piscinas de efecto infinito en las que los bordes se difuminan con el paisaje están cada vez más de moda.

Sin embargo, sus orígenes se remontan a los años 50, en las ricas propiedades de Malibú (California), cuando los mejores arquitectos modernistas comenzaron a construirlas en las casas de diseño, formando verdaderos escenarios idílicos y paradisíacos en los que el nivel del agua se confundía con cascadas.

Aunque hoy no es tan complicado acceder a ellas ni hace falta ser millonario, ese punto exclusivo del concepto se mantiene intacto y cualquier paraje que cuente con una de ellas gana clientela gracias a esa proyección e ilusión óptica. No en vano, el término #infinitypool acumula más de 800,000 publicaciones en Instagram. Todas ellas dignas de postal.

En esa carrera por conseguir la piscina más imponente del mundo, el Hotel Arts tiene mucho que decir. Al menos, en , donde su nueva Infinity Pool & Lounge ya está dando qué hablar pese a su reciente inauguración. Promete ser el nuevo place to be urbano este verano. Se erige la segunda planta de los 1,000 metros cuadrados al aire libre del espacio, tocados por el verde de sus coquetos jardines.

"Un lugar privilegiado por sus vistas panorámicas al mar, a la impresionante escultura de Frank Gehry, así como por ofrecer deliciosos momentos de privacidad en una de las zonas de más exclusivas", explica Raúl Salcido, director general del Hotel Arts.

"Esperemos que los clientes y el público local la acojan y hagan de ella un lugar único por su envidiable localización, que no pueden perderse en la ciudad", añade.

Una joya con vistas

Con unas medidas de 14 metros de largo x 5 ancho x 1 de profundidad, el motivo por el que el hotel -que se inauguró en 1994 y cuenta con 455 lujosas habitaciones- ha querido construir la piscina que se merece es el volumen de clientes que tiene, especialmente durante la época estival, y así poder compartir la idílica propuesta al caer la tarde ya con el público general.

"De ahí surge la idea de querer ofrecer más espacios de relax y agua, ya que el tráfico es de alrededor de unas 1,000 personas que buscan fundamentalmente tranquilidad y que vienen para relajarse, por tanto, es importante poderles ofrecer un espacio exclusivo para esto. Estamos entusiasmados con la puesta en marcha de estas nuevas instalaciones, listas para embarcarnos en un verano vibrante", observa.

Emplazada en un área versátil con banda sonora, entre los restaurantes Arola y Marina, su propuesta gastronómica está formada por una carta especialmente diseñada para el espacio que cuenta con platos rápidos y frescos, como ensaladas, wraps, bocadillos, sushi... Y la propuesta líquida tiene cócteles, champagne (Moët) y algunas bebidas sin alcohol o mocktails para quien prefiere cuidarse.

El acceso a la piscina para el público local no tiene precio. Pueden entrar libremente a partir de las 19:30 horas y pagar por las consumiciones.

"Nuestra Infinity Pool & Lounge es ya uno de los refugios preferidos por nuestros huéspedes y queremos convertirla en un oasis urbano abierto al público durante toda la temporada de verano para que también sea uno de los rincones elegidos por los barceloneses en el que disfrutar de agradables veladas veraniegas en su ciudad", apostilla Salcido.

Un programa de eventos de junio a septiembre denominado 90 Lunas y las fiestas Infinity Moon at Infinity Pool los lunes, jueves, viernes y sábados de ocho de la tarde hasta medianoche ponen el espectáculo y la diversión a este nuevo emplazamiento donde experimentar la calma.

Los martes y domingos es el día dedicado al gin-tonic con Gin O'Clock y los Italian Sunsets de los miércoles trasladarán la acción a los jardines de la primera planta. Contra el asfalto, un buen chapuzón. Y mejor si te lleva al cielo.

Diario Expansión de España
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