Un hombre vende globos en las calles de Kazan, aprovechando el Mundial Rusia 2018. (Foto: AFP)
Un hombre vende globos en las calles de Kazan, aprovechando el Mundial Rusia 2018. (Foto: AFP)

El es también una gran aventura para los miles de aficionados que han viajado a Rusia para apoyar a sus selecciones, una experiencia marcada por los largos viajes y la barrera del idioma, que dificulta la comunicación.

En Saransk, una pequeña ciudad de 300,000 habitantes a 600 km al este de Moscú, han convivido durante unos días tres de las aficiones que más aficionados han llevado a Rusia: Perú, Colombia y Japón.

Aficionados con las camisetas de sus selecciones, portando pesadas mochilas o maletas, deambulando por la ciudad durante todo el día. Algunos de ellos ni siquiera tenían reservas para hoteles y tuvieron que dormir en la estación de tren o en los bancos de los parques de la localidad.

Sacrificios con tal de poder ver in situ un partido de su selección, pero que se llevan mejor gracias a la organización del evento.

"Me parece todo perfecto. La organización, con muchos voluntarios, mucho orden y la policía ayuda", destaca Juan Esteban, un aficionado colombiano que vio la derrota de su equipo contra Japón (2-1) y que esperaba a tomar un tren hacia Kazán, donde el once cafetero jugará el segundo partido del torneo contra Polonia.

Un único lamento para este hincha: "Me parece que los rusos deberían haber aprendido un poco más de inglés por el problema de comunicación".

Cierto que en esta pequeña ciudad, capital de la República de Mordovia, alejada de los centros turísticos de Rusia, poca gente habla inglés, incluso en los hoteles y restaurantes. Algunos de ellos han contratado personal cuya única misión es traducir los pedidos de los clientes a los camareros.

Dormir en el tren

"Acá los colombianos no saben ruso y eso es una puerta que cierra muchas entradas para conocer esta cultura y a esta gente", coincide otro cafetero, Mauricio Castro Valderrama, que lleva un año y medio de estudios en Rusia.

Además de la lengua, otro de los inconvenientes de Rusia son los largos viajes entre las diferentes ciudades sede, aunque para facilitar los desplazamientos, la organización pone a disposición de los hinchas trenes especiales y gratuitos.

"El viaje en Rusia es muy cómodo. Los trenes tienen camas y si tienes un trayecto largo, uno descansa, duerme y llega descansado a la ciudad", explica André Daza.

Muchos aficionados han tenido que pasar varias noches durmiendo en el suelo de la estación de tren a la espera de encontrar un viaje a otra ciudad o por falta de alojamiento, ya fuera por cuestiones económicas o por no haber encontrado camas libres.

"Muchas veces nos ha tocado aventurar y nos ha tocado por ejemplo dormir anoche en esta estación para poder conseguir un 'ticket'. Y hasta ahora doce horas después, no puedo salir hacia Kazán, que es nuestra próxima ciudad", a siete horas de trayecto de Saransk, aseguró Ernesto Soto, aficionado colombiano.