(Foto: Presidencia de la República)
(Foto: Presidencia de la República)

César Antúnez de Mayolo, docente en Pacífico Business School

Como cualquier peruano y en su rol de directivo en una empresa, usted se encuentra sumamente preocupado  por la coyuntura política de los últimos días en nuestro país.  Si bien el reciente accionar de nuestros líderes políticos depende del perfil de cada decisor y juegan también cálculos políticos individuales,  lo sucedido con las  decisiones de nuestro máximo representante del Estado nos debe hacer reflexionar.   En lugar de hacer “cargamontón” hacia algún Poder del Estado, veamos qué podemos aprender desde el punto de vista del “management”, en relación a los errores u omisiones.

¿Ocultamos la verdad?

Salvo la religión musulmana, que bajo la doctrina de la tawriya, permite mentir creativamente siempre que no se generen injusticias, todas las religiones en el mundo condenan categóricamente la mentira, comportamiento que no solo tiene que ver con faltar a la verdad manifestando algo distinto de lo que sabemos, creemos o pensamos, sino también con inducir al error, decir algo de una manera engañosa para que no parezca falso, crear alguna ilusión o falsa impresión, distraer a alguien para que no se dé cuenta de una realidad, aparentar que estamos calmos cuando realmente no es así o ser infieles sentimentalmente.

¿Recomendamos a un conocido para que nos brinde un servicio en la empresa?

Un directivo no debe manejar la organización como si fuese su “chacra” y en caso refiera a un conocido, debe de tratarse de servicios que agreguen valor.  Cualquier buen manual de “compliance” da lineamientos para que un directivo se cuide mucho en caso tenga que recomendar a algún conocido.  Si no propiciamos que nuestros subalternos sean transparentes, ¿con qué autoridad podrá después exigir corrección en ellos?

Lo sucedido con empresas como Enron -por sus estados financieros sistemáticamente manipulados- o a la pérdida de confianza en clientes en empresas como Gloria -por la leche “Pura Vida”, que sin quebrantar la ley, llevó a que muchos de sus consumidores crean que solo contenía leche de vaca-. nos dejó lecciones importantes de los efectos a los que puede llevar el no decir la verdad en una empresa.

¿Quitamos cuerpo?

Muchas veces la torpeza al tratar a nuestros subalternos está relacionada a no asumir nuestra responsabilidad, más aún cuando trabajamos en un campo minado de mentiras generadas por nosotros mismos.  Ello puede generar injusticias con nuestros colaboradores, lo que es más grave si llevan tiempo con nosotros.

¿Decimos que “nos preocupamos por nuestros clientes” a pesar de que tenemos mucho por mejorar al respecto?  ¿Encubrimos a un colaborador que no está desempeñándose bien?  ¿Escogemos las cifras que más nos acomodan para evitar que un proyecto sea descontinuado?

Una mentira y el no asumir responsabilidades en la empresa puede llevarnos a no tomar la mejor decisión, generar injusticias y desperdiciar recursos, atentando contra indicadores de negocio, pero el principal daño se dará en nosotros mismos, pues perderemos  credibilidad, destruiremos nuestras relaciones con nuestro equipo y nos iremos convirtiendo en peores profesionales.   Si erradicamos la mentira y reconocemos nuestros errores, no solo seremos mejores profesionales y personas, sino que también viviremos con menos estrés, mejorando nuestra salud mental y física.

¿Qué podemos hacer en la empresa para evitar este tipo de comportamientos?

Problem solving

Acostumbremonos a ir a la raíz de los problemas, analizando sus causas.  De esa manera podremos plantear planes de acción más realistas.

Cultura de transparencia

Fomentemos la honestidad y la justicia, con una cultura de preocupación por las personas, cuidando mucho que nuestros líderes den el ejemplo y dando a nuestros colaboradores la posibilidad de responder honestamente.

Evaluaciones 360º y Feedback

Usemos las encuestas de 360º para dar feedback a nuestros subordinados. Si un trabajador no sabe cuáles son sus fortalezas y debilidades, será difícil que sepa en qué debe mejorar.  Las encuestas de 360º deben incluir al propio CEO, a quien deberá evaluarlo sus propios subalternos y los directores.

Promovamos la equidad

Definamos políticas sobre trato al personal. Si nuestro jefe nos trata de manera justa, generará en nosotros un aprendizaje positivo y, seguramente, trataremos de ser justos con nuestros subalternos.

Ausencia de favoritismos

Contemos con sistemas objetivos de evaluación del desempeño, con indicadores concretos y encuestas de 360º, para poder reconocer el esfuerzo y resultados de manera más justa

Ejemplaridad y Metas Realistas

Una sólida base moral hará más difícil que caigamos en la tentación de buscar “atajos” o maneras de llegar a objetivos empresariales de formas incorrectas.  Sin embargo, lo primero que nos toca hacer es cuidar a nuestra gente, no invitándolos a “pecar”.  Ello implica no solo tener buenas auditorías y sistemas de control, sino también sistemas de incentivos justos y metas razonables.