El 'tuning', o modificación, es un mercado en apogeo. Su crecimiento ha sido de 20% respecto al 2013, según estima Enrique Pflucker, gerente del taller Extreme Racing.

Este incremento se debería a que en años anteriores "únicamente se concebía el tuning como el mecanismo que implicaba colocar ciertos accesorios sin alterar mucho la estética del auto ni alcanzar un nivel profesional", explica Erik Ramírez, fundador de Japan Tuning Sudamérica.

PresupuestoRamírez estima que el presupuesto puede partir desde los S/ 2,000. Dentro de este, comenta, los clientes suelen comenzar con un cambio de look del auto, incluyendo pintura para los aros o una variación de los focos. Estas modificaciones básicas pueden rondar los S/ 800 y S/ 280, respectivamente.

La suspensión es otra de las partes que se modifican con más frecuencia. "Todo aquel que busca mejorar el look o performance de su auto termina haciendo cambios en este sistema, sea con resortes o kits de alto rendimiento", sostiene Gonzalo Loayza, administrador del taller IMR Perú.

Sin embargo, hay clientes que buscan hacer proyectos más complejos para competir de manera profesional. Por ejemplo, armar un auto para competir en 'drifting' –prueba de derrape– puede llegar a costar unos S/ 60,000, detalla el vocero de IMR Perú.

Cuestión de estiloEntretanto, Pflucker diferencia tres clases de tuning de acuerdo a lo que se desea modificar: tuning de audio, para implementar o mejorar los sistemas de música y entretenimiento; exterior, que incluye modificar los aros o la pintura y usar 'body kits' para que el vehículo luzca más robusto; e interior o de motor, que busca ganar tanto en potencia como en rendimiento.

También existen algunos estilos más o menos estandarizados para guiar al cliente en la búsqueda de su auto soñado. Según las necesidades, se tienen el estilo japonés, europeo, hi-tech, extreme, racing, entre otros."El más popular en el Perú es el street, famoso por 'Rápidos y furiosos'", dice Ramírez.

Y añade: las modificaciones incluyen luces de neón, adecuaciones aerodinámicas, vinilos, puertas tipo Lamborghini y motores para grandes desempeños.

Amor por la deportividadLos especialistas señalan que los clientes son en su mayoría varones entre 20 y 40 años con un considerable poder adquisitivo.

Además, se distinguen por ser detallistas y amantes de la adrenalina. "El cliente busca que su vehículo sea diferente al resto y a como salió de la fábrica", explica Pflucker.

"Alguien que compra un deportivo ve en él algo más que un medio de transporte, es un juguete de niños grandes", afirma Loayza para explicar por qué estos autos suelen ser los más modificados por los usuarios.