Seis meses le tomó darle forma a su disco "Creciente", cuyas composiciones estuvieron esperándolo cerca de tres años. Y aunque pensó que finalizar el proceso el año pasado, quiso estar satisfecho de lo que iba a escuchar. Hoy, Toño Jáuregui dice con total convencimiento: el tiempo valió la pena.

"Tuve incertidumbre musical al comienzo, lo que me ayudó a buscar el camino que hoy siento que encontré", asegura el artista.

Sin embargo, el proceso tuvo sus complicaciones y tuvo que acelerar algunos requisitos, como tomar clases de canto.

"Nunca lo había hecho en mi vida, tuve que repasar en mi casa, ya no cantar solamente para componer, sino cantar un poco más de lo usual, tenía que sentirme más seguro a la hora de hacerlo", recuerda.

Cuando habla de su estrategia en este nuevo rumbo, reconoce que esta se ejecuta de manera regular. ¿La razón? Su trayectoria en el escenario.

"El hecho de que me presente con mi nombre, y que al comienzo costó un poco, porque obviamente estoy ligado a Libido, y no niego el vínculo, siento que ahí está la esencia de una parte de mi carrera", recuerda.

La otra cara del discoSin embargo, Toño Jáuregui no es solo el foco de atención sobre el escenario, sino la mente ejecutora de varios conciertos. Su lado empresarial la entrenó desde hace 18 años y sabe que sin darse cuenta forjó el rumbo del que ahora se siente orgulloso.

En conversación con Gestión, afirmó que la "aventura" de traer artistas internacionales al país inició hace 10 años.

"Entonces, empezó el auge del mercado peruano, cuando vino Soda Stereo y nunca se había llenado un estadio. De ahí viene una secuencia de conciertos que ubicó a Lima en un punto parecido de Argentina, Chile o Colombia", subraya.

En ese sentido, analiza el proceso de negociación para que un artista diga lo que muchos empresarios de eventos anhelan: sí, acepto.

"Cuando un grupo sale de gira, los promotores locales de una región hacen ofertas, pero si un grupo no está de gira es más complicado lograr ese objetivo porque no está en los planes", apunta.

En esa lectura, está convencido de que el público peruano está más preparado de asistir a megaconciertos. Incluso, de asistir a dos grandes eventos en un mes.

"Hay buenas reacciones, por ejemplo, en el mes en que vino Coldplay, The Rolling Stones y Maná tuvieron éxito. Me parece que si hay buen trabajo, seguridad, el artista es bueno, y si además es un buen mes, puede funcionar", enfatiza.

RelacionesJáuregui reconoce en las empresas a sus aliados, con quienes se debe buscar una relación para ver de qué forma pueden "canalizar el presupuesto de marketing de uno de sus productos y que coincida con el tema artístico que uno presenta".

Como todo empresario, sabe que el fracaso puede estar presente, aun cuando no se quiera. Por ello, se anima a brindar consejos a los ejecutivos que apuestan en los eventos sin conocer de géneros musicales.

"El fracaso está presente si no la tienes tan clara como cuando traes música clásica y conoces a ese público, por eso es mejor enfocarse a lo que uno sabe y entiende cómo manejarlo. Se tiene que estar preparado", señala.

Ser músico ayudó a Toño Jáuregui en su faceta de empresario. Así que, con ello, se convirtió en el hombre detrás de varios conciertos.

El éxito es relativo, se puede hacer una megaconcierto al año y terminar en rojo. O hacer cuatro pequeños y terminar en azul. La idea es escoger bien a los artistas.

Organizar un megaconcierto me toma tres, seis meses o un año. Si se tiene práctica de escoger al artista, de que coincida la disponibilidad de locales, se hace en corto tiempo.