La empatía estaría en crisis. Esa capacidad de identificarse con alguien -y compartir sus sentimientos- tan esencial para relaciones interpersonales ha sido trastocada.

Una investigación reciente a cargo de la Asociación para la Ciencia Psicológica concluye precisamente: “Los jóvenes de hoy son alrededor de un 40% menos empáticos que sus pares hace 20 o 30 años”.

¿El motivo? La exposición a redes sociales y el creciente uso de aplicaciones de mensajería instantánea.

Sara Konrath, investigadora del Instituto de Investigación Social de la Universidad de Michigan, hace referencia al empleo cada vez más prominente de las plataformas sociales y argumenta que la exposición a medios de difusión violentos insensibiliza a las personas acerca del sufrimiento de los demás.

A esto se suma que las interacciones que han dejado de ejecutarse cara a cara no habilitan a las personas a tener en cuenta elementos básicos de la comunicación como lo son las miradas o las expresiones corporales. Esta inaccesibilidad, señalan desde El Observador, propicia una menor empatía para ponerse ‘en los zapatos del otro’ y dificulta precisamente comprobar al instante qué le producen nuestras palabras o, más desalentador aún, cómo debemos tomarnos las suyas.

Entorno laboral
No obstante el estudio va más allá: revela que los usuarios también suelen evadir las situaciones complicadas en lugar de enfrentarlas directamente. ¿O cómo reaccionaría usted si una conversación online se pone un tensa? La facilidad para desconectarnos si no tenemos ánimos o disposición para responder no solo se reduce a los ‘márgenes’ de la red sino que “puede extenderse” fuera de ella, señala la investigación.

Frente a la configuración de un nuevo escenario, ¿cómo podría impactar la escasez de empatía en el entorno laboral? Para Luis Camarena, docente de la Diplomatura de Coaching Profesional de la PUCP, este fenómeno cede paso a conflictos interpersonales entre colaboradores y, en consecuencia, resta eficacia al logro de los objetivos organizacionales.

“Cuando hay poca capacidad para las relaciones interpersonales saludables, las coordinaciones entre los miembros del equipo pueden afectarse generando climas hostiles, fríos y poco solidarios, además la posibilidad de generar redes de soporte emocional puede verse disminuida”, sostiene en conversación con Gestión.

Coincide Paola Chocano, consulting director de Career Partners Perú, quien subraya que la empatía tiene un impacto positivo en el clima organizacional. Pues, según comenta, los colaboradores no empáticos alientan la generación de conflictos y obstaculizan la resolución de los mismos. “El sentimiento de empatía no solo nos permite entender a otras personas, sino también llegar a acuerdos y tomar mejores decisiones”.

Proyectos de innovación
Luis Camarena señala así que, cuando la capacidad de llegar a acuerdos se trastoca, la probabilidad de generar proyectos de innovación disminuye en consecuencia, debido a que es en este entorno donde la necesidad de trabajar armónicamente cobra mayor relevancia.

“La confianza surge con la empatía y la innovación surge con la confianza”, sentencia. “Los humanos no podemos madurar psíquicamente sin la interacción con otros, por tanto, no existe proyecto humano que surja sin la colaboración”, prosigue.
Bajo este escenario, según especialistas, la escasez de empatía no garantiza el éxito en materia de innovación.

“La capacidad de ponerse en el lugar del otro genera relaciones saludables, fomenta la confianza entre los miembros del equipo y, en conjunto, favorece la consecución de objetivos”, puntualiza Paola Chocano.