Santiago Roncagliolo
Santiago Roncagliolo

Escritor, periodista, dramaturgo y guionista de televisión. Santiago Roncagliolo encaja en diversos perfiles que, sin embargo, tienen un punto en común: contar historias. “Cuando puedo son reales, y cuando no son ficción”, apunta. En cada una, su objetivo es el mismo: “Que lectores o espectadores puedan ponerse en los zapatos de personajes distintos, ampliar su horizonte, que tengan más vida de lo que la vida les ofrece”.

Hace una semana ha vuelto a Lima desde Barcelona para presentar “El material de los sueños”, un libro que reúne reportajes sobre David Bowie, Marlon Brando, Quentin Tarantino, entre otros artistas del mundo del cine y la música.

¿Qué lo lleva a admirar a estos artistas?
Crecí más cercano a la cultura de masas que a la literatura. Con estos reportajes tuve la oportunidad de acercarme a grandes artistas y ver cómo crean la magia, qué ponen de sus vidas en el concierto o en las películas que los espectadores vemos.

¿Hubo algo que lo sorprendió más al investigar sobre ellos?
Es algo que también he vivido. Todos los artistas usamos el arte como barca para salvarnos del naufragio. Este libro busca reconstruir los naufragios para que veamos mejor hacia dónde va precisamente el barco.

En su caso, ¿de qué naufragio lo salvó la literatura?
En mi caso hubo miles de naufragios. De la soledad, de la tristeza, del desarraigo. La literatura siempre ha sido una manera de lidiar con los infiernos personales, de escapar de ellos, de reelaborarlos y luego volver a la vida mejor equipado. Hagamos pintura, teatro o cine, tratamos de crear un mundo mejor donde refugiarnos. No te puedes refugiar para siempre, pero sí puedes aprender a enfrentar mejor tus dramas.

¿Siempre quiso ser escritor?
En realidad, soy artista por culpa de Fujimori. Antes de irme a España, llegué a ser guionista de televisión y trabajé en una telenovela. En ese entonces, mi próximo proyecto era hacer guiones para Tulio Loza, pero no llegó a existir porque el Gobierno compró a todos los cómicos y los puso a hacer humor para el canal oficialista.

También incursiona en el periodismo.
Disfruto del periodismo como de la literatura. La única diferencia es que las historias del periodismo están afuera y las de ficción adentro, en el interior.

¿Está interesado en las nuevas plataformas, en crear material transmedia?
Tengo algunos proyectos audiovisuales. Lo que pasa es que requieren dinero y hay que ver si se consigue o no. La tecnología está planteando múltiples espacios para contar historias y me interesa aprovechar todas las vías que sea posible.

En cuanto a la FIL, ¿qué le parece este año?
Algo genial de esta feria del libro es que el público lector es muy joven. Se me acercan lectores entre 12 y 18 años. Eso cambia todo. Nos abre muchas posibilidades para contar historias y nos da una gran responsabilidad.

¿Por qué?
Porque las historias que contamos están formando a gente que luego tomará decisiones, criará hijos, votará, administrará negocios y escribirá otras historias.

¿Y qué cree que hace falta para que el mercado editorial peruano crezca más?
Hace falta clase media. Los ricos compran libros, pero muy pocos. Los pobres no compran porque no pueden. Quienes compran libros, van al teatro, ven películas y consumen todos los productos culturales son la clase media. Las empresas culturales son las que hacen que la gente piense mejor y tengas más posibilidades de buscarse la vida. Es un círculo virtuoso.